Visiones interesantes y otras que no interesan

La entrada que escribí hace ya una semana sobre la crisis económica en USA y Europa inició una polémica que ha ido metamorfoseándose y adquiriendo tonos distintos desde entonces. Primero flameó gracias a las incendiarias críticas de los más extremados liberales, que me acusaron de pretender engañar al personal descargando sobre el capitalismo y el liberalismo la culpa de la mencionada crisis, cuando (según ellos) era obvio que la responsabilidad recaía sobre... ¡el sistema económico socialista mundial!

Pero después ha habido unos más moderados autores que condescendieron a decir que no, que no era para tanto la crítica, pero que, desde luego, a dónde iba yo con esa forma de hablar así, sin mayor titulación, sobre cosas que no están hechas para que los legos hablen de ellas.

La última versión es la que me achaca como crimen menor (supongo que será menor) una visión rosa de la preocupación por la desigualdad. Una visión que, según quienes me critican, peca de irracional y de favorecedora de la construcción en contra de "la ley de la gravedad":

Debería ser bien conocida a estas alturas, sin embargo, no mi
cinismo, sino mi alergia a todo lo que huela a historia sentimental de interés
humano. Seré frío y racional, pero me importa un comino si Paco Edelmiro Ruiz,
de Wyoming, pierde su casa. Lo que realmente me importa es el efecto agregado
que miles de situaciones como esta puede causar en 325 millones de americanos,
500 millones de europeos, y en el mundo entero en general. Las historias
individuales son novela, no política.
Y ahora he sonado como un auténtico insensible, pero es la
única manera de afrontar los problemas de forma racional. Hacerlo de otro modo
lleva proponer cosas contrarias a la l
ey
de la gravedad
demasiado a menudo.
En esa misma línea, algún otro crítico caracteriza esa visión mía como propia de "trabajador social o activista de una Ong":

Al otro lado tenemos a Antonio Flórez, que habla de las
personas, de las familias destrozadas, de la tristeza, de los mileuristas, de
los sueldos bajos (esto parece el anuncio de cocacola) y finalmente, del
capitalismo (el monstruo tenía que aparecer al final del cuento). La imagen que
nos hacemos no es la del ejecutivo agresivo, sino la del trabajador social, el
activista de ONG.
A mí me destaca cada vez más que la razón de que un post tan poco polémico en sí mismo como el que originalmente escribí, levante estas espectativas y estas cada vez más agrias críticas, es lo que el post tiene de forma de NO aproximarse a un problema. Porque lo que a estas personas les parece más importante, más relevante, más digno de ser discutido, más enjundioso, es la letanía sobre lo ortodoxo de las medidas de los bancos centrales, sobre lo conveniente o no de los riesgos asumidos por ciertas entidades financieras norteamericanas o sobre los efectos previsibles en la inflación y en el gasto por consumo, con lo que ello conlleva de posible indicador de una recesión o de una expansión.

Y la aproximación que yo hacía a este tema no era esa. Era algo mucho más enfocada a pensar en las personas que no han podido pagar sus hipotecas en USA y que, con esa incapacidad, han provocado la crisis. Pensaba en el drama social y humano que eso debe representar, y aseguraba (en otro post complementario dos días después) que eso me interesaba mucho más que lo otro, que, sin embargo, era lo que los medios de comunicación habían tomado como únco enfoque. Hay quien también lo ha visto así, y por decirlo le ha caído también una reprimenda bastante demagógica.

Esta aproximación es tildada de irrelevante y de todo lo demás que antes queda dicho. Intentan los críticos desvalorizar más aún el enfoque diciendo de él que no aporta soluciones. ¿Soluciones? ¿Qué solución aportan ellos para nada? Las soluciones a un problema como éste nunca podrán darse en el blog de ninguna persona, ni en el mío ni en el de ellos, ni con un enfoque ni con otro. Pero lo que en esta sociedad hace falta es que se despierte el instinto para pensar en estos términos cuando se da una crisis como la que se ha dado. La costumbre de pensar o de intentar pensar en los términos que ellos ofrecen, ya está más que instalada.

Por si quedan dudas, y ya como última cosa que pienso decir en mi blog respecto a esta aburrida polémica (espero que ninguna referencia extemporánea me obligue a incumplir esta palabra), diré al señor Egócrata que nunca hay que confundir visión humanitaria con visión social. Preocuparse por un colectivo de decenas de miles de personas que habrán perdido, seguramente, su casa, en un país como EE.UU., no es ir de curita de pueblo preocupado por el sangrante caso de Paco Edelmiro Ruiz, de Wyoming, aunque sólo sea por el hecho de que quizás preocuparse por un solo Paco Edelmiro sea un poco ñoño, pero hacerlo por decenas de miles de Paco Edelmiros, ya no es lo mismo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A mi me interesaría discutir sobre si el derecho a una vivienda digna es sólo de acceso o de posesión. pero como no tengo ni idea de economía ni de derecho constitucional ni ganas de discutir esas cosas utópicas que tenemos los rojos me abstengo. Este calor me aplana la neurona, que quiere que le diga. Lo mismo dentro de unos días con la fresca le digo a la mosca que escriba un post opinando sobre lo que piensan los jóvenes de hoy en día del derecho de acceso a una vivienda y si la constitución y la madre que la fundó, garantiza esto. O es que sólo leemos la constitución como nos viene en gana y como es tan ambigua parece la ley de murphy y siempre cae la interpretación por el lado de la mantequilla.

Que caló, joer...
SyrianGavroche ha dicho que…
¡Cuánta polémica! Eso quiere decir que tocaste la fibra sensible, compañero.

Como dijo un antiguo poeta árabe: La mas valiosa prueba de que soy perfecto es el insulto de los necios...

Sigue así


Un saludo!!!