Corruptores de la sociedad

La historia del ser humano es ya suficientemente larga como para que nada ocurra por primera vez. Continuando, pues, con las similitudes que recientemente encontraba entre el tesorero del PP y el contable de Al Capone, me limito a constatar que en la época de estos personajes, de la que nos separa poco menos de un siglo, los mafiosos podían campar a sus anchas porque habían comprado con su dinero y con su silencio a policías, jueces y dirigentes políticos.

Yo creo que nunca se salió totalmente de aquella época, ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo. La Norteamérica de los años 20 y 30 del pasado siglo fue, es cierto, un escaparate exultante de los mayores vicios, como un siglo antes lo había sido de las mayores virtudes, pero sólo porque era un país aún joven y pujante, donde todo se hacía con una energía inusual en la vieja Europa (y nada sabemos del resto del mundo). Incluyendo la comisión de delitos y la demolición de la sociedad a base de corromperla hasta los cimientos.

Si esa sociedad corrompida, dentro y fuera de USA, se aupó para salir del fango fue por hechos extraordinariamente relevantes que dieron a las mentes de millones de personas un empujón extraordinario, obligándolas a salir del estupor y a plantearse algo más en la vida que el simple asentimiento, el triste mirar para otro lado pasase lo que pasase, la sumisión al hampa. Hubo o acababa de haber revoluciones históricas, hubo guerras totales (aquellas guerras de entonces, que nadie negaba que existiesen y que eran plenamente visibles para la población). Esas cosas cambian las conductas.

Y a pesar de ello, las guerras y las revoluciones no consiguieron terminar con el cómodo refugio de la mafia que el sistema capitalista ha sido siempre. Tras la Segunda Guerra Mundial, el enorme mercado abierto permitió que se ganase dinero a espuertas sin necesidad de rizar el rizo con la corrupción desenfranada de veinte años antes. Por eso la superficie del sistema se barnizó con la amable capa de la respetabilidad democrática. Bajo ese barniz siguió oliendo a podrido con la frecuencia conveniente, pero durante unas décadas fue más poderoso el perfume de flores que emanaba del Estado del Bienestar.

Es una época duradera, casi cuarenta años, en la que el mundo fue por un camino... y España, por otro. Aquí la corrupción fue aupada a la categoría de Leyes Fundamentales del Movimiento, por lo cual se puede decir que la corrupción misma era el sistema. A muchos no se lo parecía simplemente porque no conocían otra cosa. A partir de 1975 sí que empezaron a darse cuenta de las diferencias.

En esos momentos, la judicatura era una de las ramas del Estado franquista más delictiva. Había albergado a grandes criminales, a horrorosos monstruos que habían firmado sentencias de muerte sin la más mínima aproximación a la justicia; a extraordinarios ladrones que habían dictado sentencias de robo a mano armada contra inocentes ciudadanos a los que arrebataron sus pertenencias con la sola excusa de que habían sido vencidos. Una enorme cantidad de los miembros de ese estamento forma parte de la cúpula judicial de hoy.

Y llegamos, así, al motivo de tan intrincada aproximación al tema que me ocupa: la sentencia redactada, a propósito del mentiroso Camps, por unos jueces amigos suyos a los que no les da vergüenza haberla redactado. No es ya una excepción este proceder de multitud de jueces en España. Se va convirtiendo en una norma que preludia el hundimiento de esta sociedad otro grado más en la mierda del derrumbe social. Esos jueces han podrido el andamiaje del sistema y ya no sé cómo de cerca se encuentra éste de caerse a plomo.

Lo malo es que, cuando caiga, me sé yo muy bien quiénes llegarán antes al suelo.

Comentarios

Feänor ha dicho que…
La corrupción es algo inherente al ser humano, no al capitalismo.
Antonio Flórez ha dicho que…
Enorme falsificación la que usted hace, señor. A estos efectos, el ser humano no existe, existen los seres humanos que no sólo son diferentes entre sí, sino también consigo mismos dependiendo de la epoca y del contexto en que se mueven. Muchos miles de personas eran de una manera antes del ascenso de Hitler al poder y diez años después, los que consiguieron sobrevivir, eran radicalmente distintos. Especialmente si eran judíos.

Por eso no es posible sentar una máxima como la que usted arroja. Sí lo es respecto a un sistema político-económico, porque éste trasciende a los seres humanos que lo crean, lo gestionan y lo usufructúan.

Un saludo.
SPOOK ha dicho que…
Muy acertada la réplica.
Pero… el sistema capitalista no tiene la exclusiva de la corrupción.
La corrupción es una “posibilidad” de la actividad social que procura ciertas ventajas al que la practica. Dichas ventajas benefician al particular en detrimento de los que por respeto a la legalidad no se corrompen ni procuran la corrupción del poder público.
Es una utopía desterrar absolutamente la corrupción de una organización social compleja. Pero SI es posible reducirla, y los medios son fundamentalmente la libertad para denunciar, el resto es tarea de la ciudadanía…
un cordial saludo
SPOOK ha dicho que…
Jesús López-Medel Báscones en El Pais, domingo 23.08.2009
Es fundamental valorar nuestras democracias. Éstas se cualifican por el equilibrio de poderes y contrapoderes y la sujeción de todos por igual a la Ley. Pero también por el grado de desarrollo de los derechos humanos. Aquí debe destacarse que junto a los clásicos y fundamentales derechos y libertades, han surgido otros que algunos llaman detercera generación (…) uno es el llamado "derecho a una buena Administración" (…)
Esas nuevas referencias normativas contrastan con el silencio del Plan de Derechos Humanos que el Gobierno aprobó en diciembre tras larga gestación (…) sorprende que mientras otras libertades muy consolidadas vengan recogidas enfáticamente, no exista una sola referencia a lo que significa transparencia, control, igualdad ante la ley, ausencia de impunidad, etcétera. Parece una descoordinación más entre la clase política y las percepciones de la ciudadanía ante el retroceso en nuestra calidad democrática.
No toda responsabilidad es del Gobierno o los Gobiernos autonómicos y locales que tienen mucho que decir (o callar, según se mire). En numerosas zonas costeras, el olor no es sólo de salitre. También instituciones como el Tribunal de Cuentas, el Poder Judicial o los medios de comunicación mucho deberían reflexionar.(…) sobra cinismo e incoherencia. Falta valentía, sentido de Estado y responsabilidad. Y reflexión...
Antonio Flórez ha dicho que…
Efectivamente, el capitalismo no tiene tan deshonrosa exclusiva. El comunismo soviético fue criadero de espantosas mafias, que desde la caída del Muro se han desvelado como tales pero ya antes funcionaban de igual manera, salvo en el nombre.

En último extremo, el proceder de las mafias no es más que la forma basta del autoritarismo y de la ley de la selva. Me junto con otros cabrones y sometemos a quienes no lo son. Por eso las mafias son selectivas: tiene que haber más gente fuera que dentro, para tener a quién chupar la sangre.

Ahora bien, yo me arrogo el derecho (que sé que no tengo, por eso me lo arrogo) de echar el sambenito al capitalismo, simplemente porque me interesa y porque vivimos en él. Probablemente hubiese sido más difícil poder escribir esto acerca del comunismo soviético en la época y en el lugar en que éste existió, pero la obligación moral hubiese sido hacer esa misma denuncia allí y entonces. Otra cosa es que me hubiese atrevido.

Un saludo.