Trump no es el único que quiere una escalada belicista

Es como muy frecuente echar las culpas de la escalada armamentística mundial solamente a Trump y Estados Unidos. Yo, desde luego, no creo que sea el único culpable.

Sin duda a la economía de Estados Unidos le viene muy bien una escalada en la producción de armamento, ya que es el principal suministrador -con diferencia- de la práctica totalidad de los países europeos y de otros en todo el mundo. Pero esa escalada no sirve solamente para beneficiar a ciertas economías.

Cuando se inicia una escalada armamentística ocurre, inevitablemente, una primera cosa: en los presupuestos de los diferentes estados que la inician se produce una rebaja muy sustancial en las partidas destinadas a servicios sociales.

Se recortan los presupuestos para sanidad pública, para educación, para atención a la dependencia... Campos, todos ellos, en los que las empresas privadas tienen puestos los ojos desde hace décadas. En España (y particularmente en algunas de las comunidades autónomas, con Madrid a la cabeza) esas empresas ya vienen obteniendo pedazos cada vez más grandes de lo que ellas consideran un negocio.

Con los recortes presupuestarios para servicios sociales, esos pedazos aumentarán de tamaño. Y no sólo aumentarán las concesiones a las empresas privadas. También cambiarán las normativas y leyes que les atañen. Se hará cada vez más difícil desentrañar el tinglado que los gobierno proclives a la privado, en lugar de a lo público, montarán para proteger las inversiones de esas empresas al entrar a beneficiarse del pastel.

En España son legión esos gobiernos. El de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso, quizás sea el prototipo, el más fiero enemigo de lo público. Pero no es el único. Las comunidades autónomas gobernadas por la derecha en general hacen lo mismo. Y en otras en las que gobierna el PSOE, también, aunque la fiereza quizás sea algo menor.

Y, no lo olvidemos, también en el Gobierno central. La actitud remisa del Gobierno del PSOE a utilizar las armas de las que dispone para frenar el ansia privatizadora del PP o de Vox, es síntoma de ello. Poco importa si sus ministros y ministras lo hacen con la misma fruición que los del PP. Lo importante es que lo hacen. Lo importante es que no oponen resistencia. Y para el caso, me da lo mismo que lo hagan con "mala conciencia" o sin ella.

¡Ah, se me olvidaba! Hay otra fuerza que comparte el gobierno con el PSOE, de la que podría esperarse que actuara como freno a las veleidades de los socialistas de ser un partido al servicio de las élites económicas. Pero ni está ni se la espera.

Después llegarán las elecciones y me atrevo a hacer una predicción: todas estas fuerzas hablarán del "voto útil". Y no les faltará razón, porque el voto siempre es útil para alguien. La cuestión es tener claro para quién sí y para quién, no.

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