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No sé si el acuerdo de Gobierno firmado esta tarde por PSOE y UP llegará lejos o se quedará cerca. No sé si, llegue hasta donde llegue, se irá descafeinando más o menos. Tampoco tengo idea de si la concreción posterior de ese acuerdo (ya saben: qué ministerios, qué políticas, qué límites...) rebajará las expectativas de tanta gente.

Sí sé, en cambio, que estamos en noviembre de 2019 y que en febrero próximo (tan sólo faltan tres meses) se cumplirán seis años del nacimiento de Podemos. En sólo seis años una fuerza política que anunció al mundo que venía a romper moldes y, puestos a romper, que venía a romper el bipartidismo y a hacer que se rompiera el Régimen del 78, está o parece claro que va a estar en el Gobierno de este país.

¿Seis años es mucho tiempo? Es relativo. En política una misma cantidad de tiempo puede ser cortísima o exageradamente larga, depende de la época en que esos años transcurran. En la Rusia zarista de comienzos del siglo XX sólo tuvieron que transcurrir ocho meses, de febrero a octubre de 1917, para que una revolución de las antes llamadas "burguesas" se convirtiera en una revolución "proletaria" y se rompiera definitivamente, para bien o para mal, con el régimen anterior. Pero antes habían tenido que transcurrir doce años para que una primera "revolución", más tibia aún, diera paso a la de febrero de 1917. Doce años, el doble de tiempo del que aquí hablamos.

En la Alemania de la misma época, el partido nazi pasó de ser casi residual (64 miembros en 1919, dice la Wikipedia) a contar con más de 13 millones de votos en 1930. Y tres años más tarde fue el partido más votado y se le abrieron las puertas para adueñarse del Estado. Catorce años para pasar de no ser nada a tenerlo todo.

En la Grecia contemporánea, el PASOK fue el partido hegemónico de la izquierda, y en bastante medida del país, hasta 2012. En las anteriores elecciones (2009) había contado con 160 de 300 diputados en el Parlamento tras obtener más de 3 millones de votos (casi el 44%). En las elecciones de mayo de 2012 tuvo solamente 833.000 votos y 41 diputados. Y siguió bajando: 756.000 votos y 33 escaños un mes después, tras repetirse el proceso electoral. En enero de 2015 tocó fondo con menos de 290.000 votos y 13 diputados. Desde entonces ha habido dos procesos electorales más en los que ha levantado algo la cabeza, pero poco: 341.000 votos y 16 diputados en septiembre de 2015; y 457.000 votos y 19 diputados este mismo año 2019. De casi todo a casi nada en tan sólo tres años.

Avezados lectores como sin duda son ustedes, se habrán dado cuenta de que todos los ejemplos que he puesto tienen algo en común: se dieron como consecuencia de una serie de enormes convulsiones sociales, que se tradujeron en convulsiones políticas. Y eso es realmente lo que marca los tiempos en política: las cosas ocurren muy deprisa cuando esas convulsiones existen, y muy despacio cuando no.

¿Y en España? ¿Ha habido convulsión social entre 2014 y 2019? Que cada cual juzgue. Por mi parte, diré que sí, que la ha habido. No del tipo de las de Rusia o Alemania, claro está. Pero la brutalidad de los ataques al Estado del Bienestar ha sido tan evidente, en esos años y desde unos cuantos más anteriormente, que los efectos producidos pueden calificarse de convulsión.

La primera traslación a la política de ese terremoto social fue el 15M, pero inmediatamente después fue el nacimiento mismo y el éxito arrollador inicial de Podemos. Y poco más tarde fue la irrupción del fenómeno de las CUP en el ámbito municipal, conquistando en 2015 capitales como Madrid, Barcelona, A Coruña, Cádiz o Zaragoza.

Así que ¿Seis años es mucho o poco? Esta pregunta va dirigida a quienes desde hace dos años llevan enterrando a Podemos una y otra vez, machaconamente, esforzadamente, sin pausa pero con prisa.

Porque, ciertamente, entrar en un Gobierno con el PSOE no es lo mismo que romper con el Régimen del 78, qué duda cabe. Ni siquiera es posible aún aventurar (ya lo he dicho al principio) hasta dónde llegará el alcance de este paso. Pero sin duda es un paso importante. De la mayor importancia, diría yo, dadas las circunstancias.

Así que, recordando a Carlos Gardel, les dejo aquí con esa impagable reflexión sobre el tiempo y su relatividad que es 'Volver'.




Comentarios

Recomenzar ha dicho que…
Un gran texto
Una gran canción
Un tango de vida
Donde hay vida hay amor