Cambios de cristal

El título de esta entrada no es ni una errata ni una confusión. Llamo cambios de cristal a aquellos que, aun siendo importantes, apenas son visibles para la gente. En este caso me refiero a la unidad de la izquierda, un tema sobre cuya carencia difícilmente habrá una sola persona en este y en cualquier país que no se haya lamentado (si se considera de izquierdas) o alegrado (si es de derechas).

Históricamente, en el marco de la izquierda política los partidos con más peso en cada momento han sido renuentes a la unidad real con otros partidos menores, con el quizás lógico pero muchas veces miope y destructivo argumento de que los más pequeños deben unirse al más grande, y no al contrario. Sólo en momentos puntuales y ante necesidades también puntuales, se ha visto este argumento modificado.

En este país y en este momento histórico, sin embargo, no ocurre lo mismo. Barajemos una hipótesis en mi opinión perfectamente plausible: Podemos es el partido "hegemónico" en la izquierda española. Creo que lo es globalmente respecto a IU y sin duda lo es respecto a otras formaciones de izquierda. Lo es por número de afiliados (se le llame como se le llame en las distintas organizaciones) y lo es o puede estar a punto de serlo en el plano de la representación institucional, donde las últimas encuestas sitúan a un Podemos en constante crecimiento, ya algo por encima del PSOE en expectativas de voto, lo que incluso metiendo al PSOE dentro del ámbito de la izquierda también se trataría de una hipótesis plausible.

Pues bien, en este contexto es precisamente el principal partido de la izquierda en este país el que está proponiendo y buscando en la práctica una unidad duradera en el ámbito electoral. Lo cual no es poco y puede dar lugar a una experiencia globalmente positiva que acerque en el tiempo la posibilidad de unidades más estables y amplias.

Y sin embargo no escucho a nadie plantear esto como algo relevante. Para mí, que cuando he militado lo he hecho siempre en partidos de izquierda y que cuando más tiempo lo hice fue en un pequeño partido, este hecho tiene una trascendencia especialmente importante. Digamos que soy especialmente sensible a considerar positivamente las puertas que ello abre.

Y me extraña que no haya una actitud semejante en formaciones y corrientes que han vivido históricamente en la minoría y que tiempo es de que extraigan conclusiones. Porque una cosa es estar en minoría en un contexto temporal, con un proyecto a medio y largo plazo que se considera viable y alcanzable, pero que aún  no se ha alcanzado por un mero problema de tiempo para conseguirlo; y otra muy distinta habitar en la minoría como si fuera un planeta distinto y sujeto a leyes físicas también distintas.

Entiendo que un proceso de unidad suele ser más díficilmente llevadero para quienes seguramente han de renunciar en él a determinados planteamientos muy arraigados en sus tesis. Pero ello no les libera de la responsabilidad de no convertirse en la piedra que obstaculizó un camino viable hacia un horizonte no todo lo resplandeciente que querríamos, pero incomparablemente más luminoso que el actual.


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