Tramposos

El otro día me junté con unos amigos a quienes no veía desde hacía mucho tiempo. Como la reunión se hizo comiendo en casa de uno de ellos, tras la comida vino la sobremesa, y tras ésta, unas partiditas del noble arte del mus, en el cual soy uno de los mayores maestros mundiales (mi natural modestia me impide ser más concreto y afirmar que soy el número uno). Después de que mi afortunada pareja y yo diésemos a lo otros la tunda que se merecían por su inaudita osadía al enfrentarse a nosotros, uno de los amigos, ignaro él en el juego, propuso cambiar de entretenimiento.

Es el caso que nos enseñó una variante cántabra del tute que ni yo ni, al menos, dos o tres más conocíamos. Nos explicó las reglas con detalle y tras varias pruebas jugamos unas primeras partidas. Entre las reglas estaba la clásica del tute, es decir, que hay que seguir y subir al palo y a la carta que el otro ha echado, si es que se puede, o pasar si no es el caso. En una de las partidas, en que, gracias a la tradicional suerte del principiante, íbamos ganando otro y yo (también es juego de parejas), el cántabro, a quien llamaré Sabino por ponerle algún nombre, realiza un renuncio de libro, cosa que descubrimos al terminarse las cartas. Mi compañero y yo, divertidos al principio, le señalamos el delito y le pretendemos aplicar el castigo. Se niega.

No dábamos crédito a la explicación de la negativa: "veréis, en este juego es norma principal que quien da las cartas se reserva el derecho a cambiar las reglas sobre la marcha, sin previo aviso a los contrincantes".
- ¿Cómo es eso posible? -le inquirimos. Nadie querría juegar a un juego en que las reglas se rompen así, porque sí.
- No es así, porque sí. Es una regla más del juego: las reglas se pueden cambiar sobre la marcha.
- Ya, pero eso hay que avisarlo para que los demás podamos decidir si nos apetece o no jugar a algo tan enloquecido...
- Pues la regla es que se cambian las reglas... sin avisar.
- Pues que te zurzan.

No llegamos a cabrearnos porque reuniones tan confortables como las de los viejos amigos no deben verse enturbiadas por tan nimio motivo. Pero es el caso que, después de terminada la reunión y cuando me dirigía a mi casa, iba yo pensando en que la situación me recordaba algo y no sabía qué. Algo relacionado con una noticia leída en el periódico. No me terminaba de venir a las mientes cuál era la dichosa noticia, así que no sé si sería importante o no.

Pero lo que sí es seguro es que cambiar las reglas en medio de la partida, no está ni medio bien. Es propio de tramposos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
uy don antonio, por los datos que aporta su contrincante era el mismísimo ministro Rubalcaba, ilustre personaje de Santoña, que también viera nacer a Carrero Blanco.

mitxel
Antonio Flórez ha dicho que…
No es imposible, don Mitxel, porque, desde luego, Sabino no se llamaba...

Un saludo
Antonio Flórez ha dicho que…
No es imposible, don Mitxel, porque, desde luego, Sabino no se llamaba...

Un saludo
Marat ha dicho que…
Antonio:
Tengo más que comentar sobre los sindicatos mayoritarios, si te parece bien
Un abrazo.
Marat
http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2011/01/la-corporacion-y-la-izquierda-espanola.html
Antonio Flórez ha dicho que…
Claro que me parece bien, don Marat, pero ¿no era en el otro post donde debería haberlo comentado?

Un saludo
hebert - casas en venta ha dicho que…
jajaja buee no hay que enfrentarse a ustedes en esas partidas porque te liquidan jeje.