La estúpida dictadura de la diversión
¿Cómo es posible que tras una tragedia como la del 'Loveparade', en Alemania, los comentarios que se suscitan se centren en criticar la organización o la seguridad del festival, y no la existencia misma de éste? Entresaco la siguiente frase del enlace que les ofrezco a ustedes: "(...) Toda la prensa alemana de este domingo se cuestiona cómo es posible que una fiesta a la que en años anteriores acudieron más de un millón de personas de Alemania y del resto de Europa, en esta ocasión se preparara en un recinto de 230.000 metros cuadrados (...)".
¿Es eso lo que le extraña a la prensa? Es necesario recordar lo que debería ser evidente utilizando el sentido común: NO SE PUEDE HACER UNA FIESTA PARA MÁS DE UN MILLÓN DE PERSONAS. Así de fácil.
"Oiga, don Antonio, pero es que ya se ha hecho antes y la gente joven lo quiere, ¿por qué no iba a poder hacerse?" Porque no, porque un millón de personas en plan de fiesta concentrados en un mismo recinto, da igual lo grande y preparado que éste sea, suponen un peligro potencial que ninguna organización ni fuerza de seguridad puede tener controlado. Otras ediciones del festival pueden haber terminado sin incidentes como el que ahora ha ocurrido, pero seguro que también podría haber habido enormes desgrcias.
Es la puñetera y odiosa dictadura de la diversión, que establece el entretenimiento como una especie de derecho fundamental del ser humano. Y si alguien tiene mucho dinero que ganar con ello, mucho más, claro está. Los más de trescientos heridos no se habrán divertido gran cosa.
¿Es eso lo que le extraña a la prensa? Es necesario recordar lo que debería ser evidente utilizando el sentido común: NO SE PUEDE HACER UNA FIESTA PARA MÁS DE UN MILLÓN DE PERSONAS. Así de fácil.
"Oiga, don Antonio, pero es que ya se ha hecho antes y la gente joven lo quiere, ¿por qué no iba a poder hacerse?" Porque no, porque un millón de personas en plan de fiesta concentrados en un mismo recinto, da igual lo grande y preparado que éste sea, suponen un peligro potencial que ninguna organización ni fuerza de seguridad puede tener controlado. Otras ediciones del festival pueden haber terminado sin incidentes como el que ahora ha ocurrido, pero seguro que también podría haber habido enormes desgrcias.
Es la puñetera y odiosa dictadura de la diversión, que establece el entretenimiento como una especie de derecho fundamental del ser humano. Y si alguien tiene mucho dinero que ganar con ello, mucho más, claro está. Los más de trescientos heridos no se habrán divertido gran cosa.
Comentarios
Pero en cuanto al derecho a la diversión discrepo radicalmente, la diversión debe ser más que un derecho, debe ser una obligación, la primera y principal obligación
un cordial saludo
Sin embargo, no creo que haya que prohibir esta clase de cosas; la diversión, en abstracto, me parece el fin último de la vida (considerando una definición amplia que incluya cualquier forma de realización personal, emocional o intelectual, no sólo estas borregadas). Simplemente, estas cosas hay que alejarlas de los núcleos poblacionales y controlarlas mejor. Veo bien que el aforo esté limitado a bastante menos de un millón de personas, eso sí.
Lo que me parece fatal es que a la gente se le llene la boca con el "derecho a la diversión" (o con otros nombres, pero viniendo a ser lo mismo) pero contemplando únicamente como diversión las reuniones de yonkis del alcohol en masa, cosa que es casi omnipresente en mi segmento de edad (20-25).
Deseo felicitarle por su acertado comentario prudente, medido, matizado… enhorabuena.
En cuanto a su frase: ”yonkis del alcohol en masa, cosa que es casi omnipresente en mi segmento de edad (20-25)” desde mi segmento de edad (> 60) y con dos hijas considero exagerado el término “omnipresente”. Haga números y verá que los que usted califica como “yonkis del alcohol en masa” son minoría (ruidosa, muy ruidosa y con mucho eco en los medios de comunicación) pero no son omnipresentes en su segmento de edad (ni en el mio).
un cordial saludo
Por otro lado, es cierto que la propia presión de las convenciones sociales hacen que uno mismo caiga en la trampa de llamarle diversión a lo que queremos llamar borrachera colectiva. La diversión, obviamente, pasa or muchos otros caminos, aunque también pueda pasar por ese, pero ocasionalmente, por favor, ocasionalmente.
Un saludo.
Un saludo.