Chulo-pijo ministerial
Al pijo-chulo que debía haber recibido a los representantes de Izquierda Unida que iban a plantear en el ministerio de Economía y Hacienda la necesidad de una nueva Ley de Financiación Local le convierte en chulo-pijo el hecho de considerar que concentrarse a la puerta de su trabajo unos 200 cargos públicos de IU supone un acto de "presión ficticia". ¡Sabrá el muy memo lo que dice...! La presión o es o no es, pero no la hay ficticia.
Si tuviera la más mínima noción de lo que significa el tipo de democracia que sin duda él defiende (me refiero al chulo-pijo aludido, que parece responder, además de a ese calificativo, al apellido Ocaña), se ruborizaría segundos después de haber anulado una reunión con representantes de varios cientos de miles de personas de diferentes partes de España. Y él, sea quien sea, no es quién para hacer tal cosa. Puede cerrar la puerta de su casa a los Testigos de Jehová, si es su deseo; pero no puede cerrar la puerta de un Ministerio a 200 representantes de la ciudadanía.
Y sin embargo, lo hace. El corolario es elemental: su democracia es de cartón piedra. Su interés por escuchar, y mucho menos discutir, propuesta alguna, es nulo. Su respeto por la gente representada por Izquierda Unida, inexistente. Le vale que no ha dado con las huestes marxistas de hace veinte o treinta años, porque entonces sí que habría sabido lo que era una presión real y no ficticia. Un buen botellazo en su ventana es lo que necesita ese estúpido.
Si tuviera la más mínima noción de lo que significa el tipo de democracia que sin duda él defiende (me refiero al chulo-pijo aludido, que parece responder, además de a ese calificativo, al apellido Ocaña), se ruborizaría segundos después de haber anulado una reunión con representantes de varios cientos de miles de personas de diferentes partes de España. Y él, sea quien sea, no es quién para hacer tal cosa. Puede cerrar la puerta de su casa a los Testigos de Jehová, si es su deseo; pero no puede cerrar la puerta de un Ministerio a 200 representantes de la ciudadanía.
Y sin embargo, lo hace. El corolario es elemental: su democracia es de cartón piedra. Su interés por escuchar, y mucho menos discutir, propuesta alguna, es nulo. Su respeto por la gente representada por Izquierda Unida, inexistente. Le vale que no ha dado con las huestes marxistas de hace veinte o treinta años, porque entonces sí que habría sabido lo que era una presión real y no ficticia. Un buen botellazo en su ventana es lo que necesita ese estúpido.
Comentarios
Se habrá olvidado que un funcionario de la cosa pública está para eso, para gestionar con inteligencia, entrega y democracia, las tareas que esa ciudadanía le ha encomendado a través de sus contribuciones.
En fin, que a poco que insista, cada día me quedo más y más "ojoplática" comprobando la estulticia que nos rodea.
Buen sábado, don Antonio. Y muchos besos
de llorar. Y de justificar las propias deficiencias en los errores del contrario.
Tiene toda la razón, si realmente representan los intereses de cientos de miles de ciudadanos tienen DERECHO a ser atendidos con prioridad y máximo interés, pero también es necesario que sepan EXIGIR su derecho.
¡Pero c…¡ de poco sirve llamar pijo a este mal servidor de la administración.
Un chulo-pijo no puede colocarse por encima de cientos de miles de ciudadanos.
Los representantes que han sido "chuleados" deben/tienen que exigir a sus representados una respuesta contundente en defensa de la dignidad de ambos: la dignidad del representante democrático y la dignidad del voto ciudadano.
Si tal convocatoria de pública manifestación no se produce, malo, malo, muy malo:
- Los representados no tendrán opción de defender su dignidad
- Los representantes pondrán de manifiesto su falta de sintonía con los intereses de los representados. Dicho de otro modo: será indicio de una “ficticia representación”
Hace ya algunos años que los representantes de la izquierda han cambiado la calle por la moqueta. El vacío ha sido rápidamente ocupado por los obispos. Por los obispos y por la derecha.
Y no le admito que eche la culpa al sistema y al capital propietario de los medios de comunicación, estoy hablando de defender los intereses en la CALLE, no en las TV ni la prensa amiga. En la calle es donde los obispos quieren ver a sus fieles y en la calle es donde la derecha convoca a sus simpatizantes.
Déjeme repetirlo: El poder no está en el BOE, está en la calle.
La izquierda lo ha olvidado y la derecha lo ha aprendido.
Don Spook... ¡Dios mío, ha hecho usted el comentario perfecto! ¡Qué brio, qué pundonor, qué vibrante alegato! Le felicito.
Un saludo.