Extraño país

Extraña gente, extraño país éste en que vivimos quienes vivimos en España. Hace ya mucho tiempo, pero no tanto como para que no haya vivo que lo conoció, hubo un periodo de barbarie en que por penúltima vez la voz aguardentosa de la más rancia tradición se elevó a gritos sobre el tono mesurado de las conversaciones; en que el puñetazo en la mesa y la patada a la puerta se hicieron reyes de las formas y los modos.

A ese periodo bárbaro ayudaron los curas, los banqueros, los nobles y terratenientes, lo más granado de la milicia y la gran mayoría de las fuerzas de orden público. El resultado de su calaverada fue, dicen, un millón de muertos. Y entre tan abultada cifra, muchos, muchísimos, lo fueron una vez acabada oficialmente la contienda. En las cunetas de los caminos o en las sendas de las montañas, ante paredes ya acribilladas del día de antes o en la propia casa de la víctima, los perdedores fueron perseguidos, saqueados y asesinados. Sin juicio ni ley.

En muchos de esos rondós macabros andaba flotando en el aire la sombra anacrónica de un tricornio. Décadas después, esos mismos tricornios alimentaron decenas de actuaciones delictivas, ya fuera en la preparacion y ejecución de la tortura y la desaparición, o bien en el ruin tráfico y aprovechamiento de drogas y sustancias prohibidas varias.

Y ahora mismo, con una democracia asentada y que nada debería temer del pasado, quienes desentierran los huesos de las víctimas se encuentran con la negativa de los políticos y los jueces a dar satisfacción a la verdad y a la historia; y se encuentran con un impensable aliado en ese mismo tricornio, transformado ya en kepis, que visita las taumbas y toma nota de que sí, de que ahí hay un hombre que dice ¡ay!

Muy extraño país, muy extrañas gentes...

Comentarios

alx ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Hugo M. ha dicho que…
Existen honrosas excepciones en que la benemérita se mantuvo fiel a la legalidad.
Antonio Flórez ha dicho que…
El comentario de Alx ha sido borrado porque no tiene nada que ver con la entrada. Es una petición de poner anuncios en el blog bastante educada y mesurada, pero que nada tiene que ver con el asunto.

En cuanto a las excepciones de don Hugo M., sin duda que las hubo. En este caso, fueron más valiosas de lo que ya de por sí suelen ser las excepciones. Es lástima que los granos no hagan granero.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
debe ser cansado estar siempre en el esfuerzo de mirar para el mismo lado, sacar las palabras de siempre, decir lo que dicen siempre. que los buenos somos nosotros, que siempre tenemos la verdad, que la cultura es nuestra, etc, etc, etc