Cabronazos

El español, como otras muchas lenguas, está sobrado de términos que son insultos y de otros que, sin serlos en sentido estricto, lo son de hecho. Cabrón, por ejemplo, es una de las palabras con que se designa al macho cabrío; sin embargo, casi nadie la usa en ese sentido y sí como insulto. Ya ubicados en su uso actual práctico, encontramos sin embargo que la riqueza lingüística inherente a cualquier idioma hablado por cientos de millones de personas en todo el mundo desde remotos tiempos, hace que haya una extensa utilización irónica del término, de forma que encontramos un uso elogioso del mismo, siendo sólo la práctica y el trato social lo que nos da la posibilidad de interpretar correctamente su sentido en cada caso.

Por otra parte, el uso de la palabra cabrón como insulto se multiplica. Veamos, si no. Un cabrón es alguien que desprecia a los demás y actúa exlusivamente en beneficio propio. Lo es también quien actúa sistemáticamente con brutalidad contra sus semejantes. Se aplica igualmente a quien deja en la estacada a otros sin miramiento alguno. Dícese de quien traiciona sus creencias, reales o supuestas, haciendo lo contrario de lo que se supone que debe hacer. No hay duda de que es aplicable a quien menosprecia al débil ensalzando al poderoso. Se adjudica al violador, al asesino, al genocida, al dictador, a quien ha sido lacayo de un dictador o ministro suyo, al que ha ordenado a la policía disparar botes de humo contra gente encerrada en una iglesia a sabiendas de que probablemente los encerrados iban a morir...

Podemos encontrar tantos usos insultantes del término cabrón, que bien podemos llegar a la conclusión de que en realidad es un recurso que engloba a otros muchos, más precisos, y que los sustituye gracias a su facilidad para dejar un agradable regusto en quien lo utiliza, una sensación de desahogo notable. En otras palabras, es lo mismo que cuando usamos el "mecagüen Dios" y no somos capaces de sustituirlo por un "mecagüen dos", a pesar de lo parecido que suenan uno y otro, porque no nos dejan igual de satisfechos. Decimos "menudo cabrón" porque no nos desahogaría tanto decir "menundo inconsecuente", aun cuando añadiéramos un "... de mierda" al final.

Pues bien, teniendo todo esto en cuenta, ¿creen ustedes que es de aplicación éste término en alguna de sus variantes de uso a alguno de los protagonistas de esta noticia?

Comentarios

Felipe Medina ha dicho que…
El término es completamente aplicable en su sentido más peyorativo.
¿Cómo es posible que nuestra diplomacia y el fascista vayan a agasajar al tirano,al ladrón y al que tiene a su pueblo sometido y en la miseria?
El término es el más adecuado y el más descriptivo es este caso,sabiendo además que se nos queda corto.
Un saludo
SPOOK ha dicho que…
Recogiendo las múltiples y acertadas acepciones que indica en su segundo párrafo("Un cabrón es alguien que desprecia a los demás y actúa exlusivamente en beneficio propio. Lo es también quien actúa sistemáticamente con brutalidad contra sus semejantes. Se aplica igualmente a quien deja en la estacada a otros sin miramiento alguno") le ofrezco una lista con nombres (y apellidos) de unos cabronazos.
La relación está apoyada en un documentado y riguroso estudio del profesor Santos Castroviejo. Se lo dejo en:
”http://www.megaupload.com/?d=MIJIJH08”>
Para “abrir boca” le copio un parrafito:
”una exigua minoría, 1400 personas –un 0.035% de la población- que controla
decisivamente el recurso económico fundamental a nuestro juicio, las organizaciones
esenciales de la economía, y una capitalización de 789.759 millones de euros, equivalente al
80.5% del PIB”
.

A esta relación del profesor Santos-Castroviejo, según su acepción de cabrón ”Dícese de quien traiciona sus creencias, reales o supuestas, haciendo lo contrario de lo que se supone que debe hacer. No hay duda de que es aplicable a quien menosprecia al débil ensalzando al poderoso” yo, por mi parte, la incrementaría con los nombres de los responsables políticos, especialmente socialistas, que usan el poder democrático de las urnas para cubrir las pérdidas económicas de la mala gestión de los banqueros con los impuestos de los trabajadores