Los enemigos de mis enemigos no tienen por qué ser mis amigos
Lo que el presidente de Irán ha dicho en su conferencia en la ONU es una verdad como un puño: Israel es un Estado racista y genocida. Y lo que es más doloroso aún para cualquier ser humano: una mayoría inquietante de la población israelí es también racista y apoya electoralmente el genocidio.
La "espantá" que una parte de los señores políticos de la Unión Europea presentes en la sala ha escenificado ante las palabras de Ahmadineyad no es más que un acto de cinismo inmoderado y cobarde. Ni una sola vez se han atrevido no ya a eso, sino a cosas de mucho menor calado, cuando los políticos israelíes de todo pelaje (desde Simón Peres, laborista, a Netanyahu, ultraderechista) han desgranado su rosario de quejas por la incomprensión del resto del mundo cuando hacían sus ataques "quirúrgicos" sobre la población civil palestina.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville, ha hecho unas declaraciones acerca de lo dicho por Ahmadineyad en su conferencia, que reflejan magníficamente la hipocresía en la que se sume inevitablemente la política oficial, sea del signo que sea: "Es completamente inapropiado en una conferencia destinada a cultivar la diversidad y la tolerancia". Dicho sea con todo el ánimo ofensivo posible, la frase es una gilipollez como la copa de un pino, propia sólo de quien considera que los problemas del racismo en el mundo han de solucionarse a base de buenos modales y frases "apropiadas".
Sí, lo que Ahmadineyad ha dicho es cierto.
La lástima es que también sea cierto aquello de lo que le acusan a él. Porque en el universo islámico existe un sedimento profundamente racista. Pocos recuerdan que los esclavos negros que los europeos iban a buscar a las costas africanas durante tres siglos, eran llevados hasta esas costas, desde sus aldeas en el interior del continente, por tratantes en su mayoría árabes, norteafricanos, bereberes... razas en su mayoría de religión islámica. Y hoy mismo el trato que es fácil ver de un norteafricano hacia un africano negro, aquí mismo, en nuestras calles, resulta en muchas ocasiones ofensivo.
Y eso, aplicado a un estado como Irán, se concreta en la arrogante puesta en entredicho del propio genocidio nazi por muchos dirigentes políticos islámicos. Y a partir de ahí, lo que ustedes quieran...
Es otro ejemplo más de que los enemigos de mis enemigos no tienen por qué ser mis amigos
La "espantá" que una parte de los señores políticos de la Unión Europea presentes en la sala ha escenificado ante las palabras de Ahmadineyad no es más que un acto de cinismo inmoderado y cobarde. Ni una sola vez se han atrevido no ya a eso, sino a cosas de mucho menor calado, cuando los políticos israelíes de todo pelaje (desde Simón Peres, laborista, a Netanyahu, ultraderechista) han desgranado su rosario de quejas por la incomprensión del resto del mundo cuando hacían sus ataques "quirúrgicos" sobre la población civil palestina.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville, ha hecho unas declaraciones acerca de lo dicho por Ahmadineyad en su conferencia, que reflejan magníficamente la hipocresía en la que se sume inevitablemente la política oficial, sea del signo que sea: "Es completamente inapropiado en una conferencia destinada a cultivar la diversidad y la tolerancia". Dicho sea con todo el ánimo ofensivo posible, la frase es una gilipollez como la copa de un pino, propia sólo de quien considera que los problemas del racismo en el mundo han de solucionarse a base de buenos modales y frases "apropiadas".
Sí, lo que Ahmadineyad ha dicho es cierto.
La lástima es que también sea cierto aquello de lo que le acusan a él. Porque en el universo islámico existe un sedimento profundamente racista. Pocos recuerdan que los esclavos negros que los europeos iban a buscar a las costas africanas durante tres siglos, eran llevados hasta esas costas, desde sus aldeas en el interior del continente, por tratantes en su mayoría árabes, norteafricanos, bereberes... razas en su mayoría de religión islámica. Y hoy mismo el trato que es fácil ver de un norteafricano hacia un africano negro, aquí mismo, en nuestras calles, resulta en muchas ocasiones ofensivo.
Y eso, aplicado a un estado como Irán, se concreta en la arrogante puesta en entredicho del propio genocidio nazi por muchos dirigentes políticos islámicos. Y a partir de ahí, lo que ustedes quieran...
Es otro ejemplo más de que los enemigos de mis enemigos no tienen por qué ser mis amigos
Comentarios
Shalom
Shalom
"No me pidais ser cordero en tierra de lobos"
Respecto a algunos otros comentarios, simplemente recuerdo que no contesto a anónimos.
Un saludo.
Un simple apunte para que emplee los términos sabiendo quién se los mete en la boca.