Déja vu
Ahora que Rosa Aguilar ha aceptado un puesto en el gobierno del PSOE, la veo ingresando en breve en el partido, pero no es una visión primeriza, sino que tengo esa poderosa sensación que solemos llamar déja vu. Cuando anunció que había votado al PSOE en unas elecciones siendo un cargo público de Izquierda Unida y una de sus representantes más mediáticas, yo ya la vi en el PSOE. Antes, incluso, cuando la escuchaba muchas veces en la tertulia de la SER y la oía buscar afanosamente la manera de quedar lo más centradita posible, amiga con todos y enfrente sólo de quienes no tuvieran ningíun poder en sus manos, también la veía en el PSOE. Por eso me suena de algo cuando pienso en que pronto la veré militando en el PSOE.
Hay gente interesadamente ingenua que insiste en colocarse la corona de santo y abogar por el derecho a la presunción de inocencia a la hora de juzgar a Aguilar. Se olvidan de que la presunción de inocencia es algo que funciona en el ámbito judicial, pero no en el político. Antes bien, aquí impera el pensar mal como norma para acertar. Y en el caso de Rosa Aguilar es muy fácil pensar mal.
Hace mucho tiempo que es relativamente fácil encontrar ex-militantes de Izquierda Unida que de la marcha de la formación política en los últimos años extrajeron la certidumbre de que es una organización acabada y de que no tiene futuro alguno. También los hay que hacen caso omiso de los argumentos electorales y se fijan sólo en la defensa que la organización hace de unos postulados ideológicos que ellos tildan de caducos e irrelevantes para el futuro político. Hace mucho tiempo, pues, que los argumentos de Rosa Aguilar podían haber sido expuestos por ella y haber obrado en consecuencia saliéndose de Izquierda Unida y afiliándose, si tal era la solución que considerase más adecuada, al PSOE.
Pero no lo hizo hace años, lo va a hacer ahora que ese partido le ha ofrecido un puesto en el gobierno andaluz.
La ideología no tiene nada que ver con esta huida, pueden tenerlo por seguro.
Hay gente interesadamente ingenua que insiste en colocarse la corona de santo y abogar por el derecho a la presunción de inocencia a la hora de juzgar a Aguilar. Se olvidan de que la presunción de inocencia es algo que funciona en el ámbito judicial, pero no en el político. Antes bien, aquí impera el pensar mal como norma para acertar. Y en el caso de Rosa Aguilar es muy fácil pensar mal.
Hace mucho tiempo que es relativamente fácil encontrar ex-militantes de Izquierda Unida que de la marcha de la formación política en los últimos años extrajeron la certidumbre de que es una organización acabada y de que no tiene futuro alguno. También los hay que hacen caso omiso de los argumentos electorales y se fijan sólo en la defensa que la organización hace de unos postulados ideológicos que ellos tildan de caducos e irrelevantes para el futuro político. Hace mucho tiempo, pues, que los argumentos de Rosa Aguilar podían haber sido expuestos por ella y haber obrado en consecuencia saliéndose de Izquierda Unida y afiliándose, si tal era la solución que considerase más adecuada, al PSOE.
Pero no lo hizo hace años, lo va a hacer ahora que ese partido le ha ofrecido un puesto en el gobierno andaluz.
La ideología no tiene nada que ver con esta huida, pueden tenerlo por seguro.
Comentarios
Salud Antonio
Además don Paco los tiempos corren por otros derroteros. En Alemania y Francia el ala izquierda de la socialdemocracia, el ala socialista el PS se ha escindido y unido a las fuerzas que estaban a su izquierda formando "La Izquierda". Ojalá veamos un día en que el ala izquierda del PSOE converja con Izquierda Unida en una sola organización. Yo creo que de ir por algún sitio, las cosas irían por este.
Yo lo que creo de Rosa Aguilar es que se va a ir al PSOE y que lo va a hacer por pillar cacho. Naturalmente, siempre estará la justificación típica: "no es por interés personal, es por ser más útil políticamente", pero yo a eso contesto lo que digo en mi entrada: si es así, bien podrías haberlo hecho hace unos años.
Un saludo.