Yo para ser feliz...

Leyendo el modélico blog de don Manuel Ortiz he visto una de esas entradas que hace con bastante frecuencia y que con toda naturalidad se centra en temas realmente interesantes, pasando a menudo por encima de otros mucho más actuales y escandalosos pero también mucho más insustanciales. Se plantea don Manuel qué nos falta para ser menos infelices de lo que razonablemente se puede pensar que somos hoy en día; qué responsabilidad tenemos en esa infelicidad; y qué estaríamos dispuestos a dejar a un lado a cambio de conseguir un mayor equilibrio, una mayor felicidad. Incialmente intenté darle esta respuesta como comentario a su entrada, pero los hados googlenianos me lo impidieron durante gran número de veces y al final he decidido dejarlo aquí.

No sé qué responsabilidad personal tengo en mi actual estado de cosas (de vida, podríamos decir), pero sí sé que tengo alguna. Cuando militaba en organizaciones de izquierda y dedicaba muchas horas a hacer lo que consideraba que había que hacer para ayudar a lograr una sociedad más justa y mejor, no sólo estaba poniendo un grano de arena en esa inmensa montaña que hace falta levantar para elevarnos por encima de este sistema tan agobiante. También estaba dándome a mí mismo un certificado de buena conducta. Estaba permitiéndome la inmensa alegría de estar conforme conmigo mismo. Eso, puedo asegurarlo, forma parte, y de manera principal, de ese sentirse bien que, en definitiva, es una de las traducciones de la expresión "ser feliz".

Pero ahora, por distintas causas, no estoy tan conforme conmigo mismo. Me digo que hay muchas razones, grandes y pequeñas, que me han apartado de todo aquello y que no debo crearme mala sangre al respecto, pero lo cierto es que veo las cosas, me miro a mí mismo y no me siento satisfecho.

¿Qué estaría dispuesto a dejar de lado para vivir mejor en otros sentidos? Reconozco que soy muy comodón y que los pequeños lujos del capitalismo me atraen poderosamente. El coche no sólo es mi compañero inseparable de trabajo, también es un aliado fiel en el ocio. La electrónica triunfa en mi casa, aunque sea con la modestia obligada por las actuales dificultades económicas. Prescindir de ambas cosas me costaría mucho, y creo que sólo podría hacerlo parcialmente (en el caso del coche, más bien creo que en absoluto).

Podría renunciar con mucha facilidad a comodidades de otro tipo (muebles, ropa, comida dentro de un orden...). Podría renunciar a un consumo energético excesivo. Pero estoy convencido de que más que renunciar a cosas que tengo, debería recuperar algunas que he perdido.

¡Ah! y también estaría muy bien tener veinte años menos. Me ayudaría sobremanera a alcanzar el equilibrio, la paz interior y la felicidad, al menos durante otros quince añitos más.

Comentarios

Blanca ha dicho que…
Despues de ver la peli "El curioso caso de Benjamin Button" me he dado cuenta de que vivimos al revés. La vida debería ser como la exponen en esa historia, para poder disfrutar de lo realmente importante a la edad correcta y no como la biología impone, porque cuando eres consciente de las bondades que la vida tiene, que son muchas, ya se te ha pasado el arroz o aún no tienes las neuronas preparadas...
RGAlmazán ha dicho que…
¿Está usted seguro que quince años menos pueden darle más equilibrio?

Salud y República
Freia ha dicho que…
Yo también renuncié a dejar un comentario en la bitácora de Manuel y también me hizo reflexionar su entrada.
Probablemente acumulemos cosas en nuestro afán de esconder nuestra propia infelicidad. Sé que es un tópico pero a menudo es cierto.
No creo que quince años menos nos dieran más equilibrio. Quizá el planteamiento debería hacerse de otro forma. ¿En qué momento de nuestra vida la fastidiamos? A partir de ahí, podríamos intentar retomarla justo antes de donde la estropeamos y aprovecharnos del bagaje de nuestra propia vivencia para intentar ser más felices. No es tan irreal y está a nuestro alcance. Es algo tan antiguo como intentar volver a dar sentido a lo que hacemos y vivimos y amamos.
Naveganterojo ha dicho que…
Apreciado amigo, yo para ser feliz....solo necesito lo que tengo, la amistad de mis amigos.
Creo que es suficiente,pues llena mi vida de alegria.
Un saludo
Paco Piniella ha dicho que…
Premio Limonada
http://piniella.blogspot.com/2009/02/c.html
Antonio Flórez ha dicho que…
Estimadas y estimados todos, con quince años menos un servidor tenía 38 añitos, y con esa edad considero que tenía más equilibrio que ahora, porque el equilibrio es precisamente eso: que de todas las cosas que componen la vida (especialmente de las que lo hacen para bien), uno tenga una selección variada y complementaria.

Ejemplo: quizás era menos templado en cosas en las que hay que serlo, pero a cambio era menos templado en cosas en las que no hay que serlo. O bien: tenía menos sabiduría para saber dónde colocar el balón, pero más fuerza para hacerlo. O bien: era más anárquico en mi dieta, pero disfrutaba más de ello.

O bien aquello otro en lo que la comparación no es viable, porque lo hacía más y mejor, y sanseacabó.

Un saludo.
RGAlmazán ha dicho que…
Oiga, es usted muy dueño de juzgarse y de verse como se ve. ¡Faltaría más! A mí desde luego me gustaría ser mas joven, pero no por el equilibrio.
Salud y República