Golpe de Estado en España

Si estuviéramos viendo esto mismo en otro país, especialmente si ese otro país fuera de eso que hemos dado en llamar "Tercer Mundo", el comentario más prudente que se nos ocurriría es el de que están dando un golpe de Estado. Cuando Guerra dijo aquello de "Montesquieu ha muerto" hizo un ejercicio de cinismo del mismo estilo que el que realizó su compañero de partido, Carlos Solchaga, cuando, en fechas similares, propuso aquel inmoral "Enriquecéos". Guerra quería decir que nos dejáramos de lindezas y zarandajas y fueramos olvidándonos de aquello de la independencia del Poder Judicial, en aras de su control por parte del Ejecutivo.

Lo que no alcanzó a prever Guerra (digo yo, que igual sí lo previó) fue que las cañas se tornaran lanzas y que fuera el Poder Judicial el que se independizase del todo y anunciase, siquiera sea solapadamente como lo está haciendo, su decisión de no dejarse contener por nadie, ni por el Legislativo, ni por el Ejecutivo ni por Cristo que lo fundó.

Y digo yo: ahora que hemos llegado a esta situación, ¿qué hay que hacer? No me refiero al procedimiento institucional, "técnico" podríamos decir, sino a qué tenemos que hacer los ciudadanos, que al fin y al cabo (ya sé que es lo primero que se olvida) somos los sujetos de la soberanía y los destinatarios de todas las políticas, todas las leyes y todas las Constituciones.

Vemos con claridad la injusticia y la altanería del proceder de una casta, la de los técnicos judiciales (me refiero a jueces y secretarios de juzgado, esos funcionarios que nos quieren gobernar en la práctica sin que nadie les haya elegido para hacerlo), pero no tenemos a nuestro alcance los recursos necesarios para impedirlo. Para impedirlo ya, aquí y ahora, automáticamente, que es como hay que impedir estas cosas para que sus efectos no se propaguen y nos acostumbren a asumir la triste condición de súbditos en lugar de ciudadanos.

Desde hoy, la reforma radical del Poder Judicial, hagan falta para ello los cambios constitucionales que hagan falta, debe estar en la cartera de cualquier formación política de izquierda que pretenda ganarse el respeto de la gente.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cierto, se hace muy urgente acabar con los corporativismos. El ministro Bermejo defendió sin éxito en el Consejo de Ministros una reforma encaminada a que todos los vocales del CGPJ sean de extracción no judicial.

Una verdadera separación de poderes no es tal cuando un órgano controla a todos pero no se deja ser controlado por los demás.
alfombril ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
alfombril ha dicho que…
Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto.

La mayor pate del poder judicial sigue viniendo del franquismo y eso
se nota en el corporativismo con el que actúan así como el que reclaman.

Se hace urgente una reforma radical del poder judicial.