De una escoba salió un disparo

Así repetían, incansables, los sargentos a los reclutas en el campamento del ejército del Aire en Getafe, en el que hice la primera parte de mi mili. Nada distinto a lo que todos los demás sargentos de todos los ejércitos y armas decían a todos los demás reclutas. "De una escoba salió una vez un disparo" era la frase estrella, compartiendo protagonismo con la otra gran sentencia: "cuidadito con las armas, que las carga el diablo".

Nosotros, los reclutas, teníamos la tendencia, natural en todo imberbe e inexperto ser humano, a desoír estas consejas y a pensar que se trataba de una más de las mil rutinas que lastraban la vida en la mili. Sin embargo, como cuenta todo individuo que ha hecho el servicio militar en este país, un día uno de nuestros compañeros sufrió un susto de envergadura cuando, después de declararse absolutamente seguro de que había quitado el cargador del arma que manejaba, hizo la típica bromita de apuntar a otro recluta y apretar el gatillo. Del CETME salió un disparo que, afortunadamente, no le dio al otro, sino que se incrustó en una columna del dormitorio.

Comprendimos que, efectivamente, las armas las carga el diablo y que una bala puede salir del ánima de un cañón incluso cuando estamos absolutamente convencidos de que está descargado. En consecuencia, aprendimos a no apuntar nunca a nadie con el arma.

Las armas de fuego que el ejército francés utiliza deben de contar, desde tiempos inmemoriales, con mecanimos sumamente eficaces para evitar estos accidentes. Hasta el punto de que, al parecer, en el ejército del país vecino no se ha desarrollado esa cultureta de refrán que tanto ayuda a estar avisado de posibles descuidos. Por eso les pasa lo que les pasa.

Otra cuestión es saber qué puede tener en su cabeza un individuo que, por muy seguro que crea estar de haber puesto munición de fogueo en sus armas, se atreve a dispararlas dirigiéndolas a una masa de civiles inermes, niños incluidos, a relativamente corta distancia. Y, más aún, ¿por qué cree necesario disparar a la gente? ¿qué pretende demostrar?

Es la mentalidad militar, no lo duden, que aflora incluso entre esos soldaditos de hoy en día que parecen existir tan sólo para servir a la humanidad curando heridos y ayudando a lisiados de guerra. De una guerra que, por supuesto, ellos nunca empiezan y en la que nunca disparan un tiro sobre nadie. Para hacer de víctimas ya están los civiles del propio país.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Te recomiendo que entres aqui si quieres saber de lo que hablas
Anónimo ha dicho que…
La primera impresión ha sido un recuerdo de la base de Getafe, donde también fui recluta en la instrucción de la mili. Luego he leído con atención la entrada, y estoy de acuerdo con ella, la formación del soldado es para la guerra, para disparar y no para otras cosas. Y el deseo de empuñar un arma "con papeles" es violencia.

Un saludo