¡Sus muertos, señor juez!
El otro día vi en un telediario una noticia sobre un cursillo que el RACE ha impartido a una respetable cantidad de jueces y fiscales, con el objetivo de que sean más conscientes de las verdaderas condiciones en que los conductores han de desenvolverse hoy en día, incluyendo estado de las carreteras e incidencia del mismo en los accidentes, prestaciones de los vehículos, consecuencias reales del consumo de sustancias diversas... Recuerdo que al oír lo que la tele me contaba, me pareció de perlas, e incluso me dije: "tendría yo que escribir sobre esto, que seguro que el mundo (con minúscula) está esperando ansioso mi comentario".
Me pareció de perlas porque cualquier iniciativa del estamento judicial o de la fiscalía para actualizarse más allá del estricto cumplimiento de los criterios burocráticos, irá sin duda en interés de la Justicia y, por ende, de quienes recurren a ella.
Pero hoy, ¡oh, dioses!, todo el edificio de esperanza que había querido levantar sobre tan parco cimiento, se viene abajo con el destructivo fragor de las demoliciones forzosas. Leo esta reseña sobre otra sentencia absurda más, y el estupor me invade porque creo que es preciso no haberse preocupado ni un poquito por conocer los intríngulis de la misma (por ejemplo, por saber qué contiene la parcela, cosa que a mí se me antoja relevante y que un juez debería preocuparse por conocerla) para plasmarla en un papel, firmarla y enviarla a quien corresponda.
No le extraña a uno nada, pero nada, nada, que la Liga de Fútbol Profesional no se haya pronunciado aún sobre ella. Estarán aún, seguramente, intentando cerrar la boca que se les quedó de par en par abierta.
Me pareció de perlas porque cualquier iniciativa del estamento judicial o de la fiscalía para actualizarse más allá del estricto cumplimiento de los criterios burocráticos, irá sin duda en interés de la Justicia y, por ende, de quienes recurren a ella.
Pero hoy, ¡oh, dioses!, todo el edificio de esperanza que había querido levantar sobre tan parco cimiento, se viene abajo con el destructivo fragor de las demoliciones forzosas. Leo esta reseña sobre otra sentencia absurda más, y el estupor me invade porque creo que es preciso no haberse preocupado ni un poquito por conocer los intríngulis de la misma (por ejemplo, por saber qué contiene la parcela, cosa que a mí se me antoja relevante y que un juez debería preocuparse por conocerla) para plasmarla en un papel, firmarla y enviarla a quien corresponda.
No le extraña a uno nada, pero nada, nada, que la Liga de Fútbol Profesional no se haya pronunciado aún sobre ella. Estarán aún, seguramente, intentando cerrar la boca que se les quedó de par en par abierta.
Comentarios
Como verá, la cosa me ha inspirado.
Un saludo
Don Manuel, a esta gente sólo le faltaría un guardia con casco en las almenas de una muralla discutiendo con un rey a pie y su escudero armado con dos mitades de coco, acerca de las posibilidades de las golondrinas de transportar ese mismo coco desde su lugar de origen hasta la fría Gran Bretaña.
Don Javierm, esa sí que sería buena. Además, podrían deshacerse por fin de Luis dejándole con quienes más próximos están a él, por edad y condición.
Un saludo
¡Ay, cuántos se van a revolver en sus tumbas y no precisamente el dueño de ¿"Imperioso"?, que fue el liante inicial.