La interesada opinión del señor Elorza

Leo en la siempre interesante (pero más aún en estos momentos de zozobra en IU) bitácora de don Romenauer, una referencia a un artículo de Antonio Elorza aparecido el pasado sábado en El País sobre la crisis de la izquierda en general y de IU en particular. Don Rome califica el mencionado artículo de "uno de los mejores diagnósticos" acerca de estos problemas, y después de leerlo me gustaría hacerles a ustedes partícipes de algunas reflexiones mucho más modestas que las del señor Elorza.

Este hombre es, no se debe olvidar, una parte interesada, incluso diría yo que sumamente interesada, en esto de recomendar a IU o a quienes quieren reflotar a IU, unos caminos u otros para conseguirlo. Que este señor haga un resumen tan desastroso del agotamiento de las raíces culturales y políticas de la actual izquierda española, centrándolas en Mayo del 68, no significa más que tiene un molino al que llevar aguas, y considera que éste es un excelente momento para desviar los cauces.

Dice Elorza:

(...) Mayo del 68 puede así ser contemplado como un punto de partida para
dos trayectorias divergentes. Una, con "la imaginación al poder", supone un
aliciente para cambiar los modos de pensamiento establecidos. Otra, colocada
bajo la enseña de "sólo es el comienzo, prosigamos el combate", ignora que las
circunstancias del 68 son irrepetibles en Europa, que las grandes movilizaciones
de estudiantes y de trabajadores, en ese año en Francia, y al siguiente en
Italia, suponen el punto final del largo ciclo revolucionario que arranca de
1848. (...)

Ciertamente, varias de las premisas que se manejaban en Francia en 1968, o en años inmediatamente posteriores en España, tenían vínculos estrechos con las que podían tener en cuenta los revolucionarios franceses de 1848, por más que las relaciones deban ser puestas en formol y revisadas cada cuarenta y ocho horas por si las mermas. Y, ciertamente, acerca de esas mismas premisas existe una lejanía considerable entre nuestro ahora y el de 1968. Hay que referirse a conceptos que pasaron a ser operativos en todas las estrategias políticas, como el de lucha de clases, independencia de clase y el de clase mismo. Pero deducir de aquí que las propuestas de Mayo del 68 son la culminación de un largo ciclo iniciado en 1848 y que en la actualidad vivimos un ciclo radicalmente distinto es una de esas boutades que tanto gusta lanzar a las grandes plumas de la política.

En 1968 se llevaba ya veinte años viviendo en la Europa occidental un paraíso (hoy se quiere que sea artificial) llamado Estado del Bienestar, que la humanidad no había conocido nunca antes y que dio pie a ese Mayo del 68 del que precisamente hablamos. El fin de la mayor guerra y la mayor destrucción conocidas hasta entonces, el agotamiento de la línea ascendente del comunismo soviético hasta embarrancar en el statu quo de la Guerra Fría y el inicio del proceso de descolonización y, con él, del surgimiento de las nuevas luchas y de las nuevas revoluciones, dibujaban un mundo que, en el campo de la izquierda, había roto con el anterior a la Segunda Guerra Mundial. Digámoslo en corto: fue la primera vez que un gran partido comunista se vio enfrentado a algo muy poderoso y veloz que movía mucha gente y que ni él ni los sindicatos afines eran capaces de controlar. Mucho romper es eso respecto a 1848.

La frase de Elorza no es, pues, más que un interesado aserto para arrinconar el Mayo del 68, con la elegante concesión a algunos de sus eslogan más brillantes.

La razón de este interés en dejar a Mayo del 68 al otro lado de la imaginaria línea divisoria que Elorza traza entre hoy y todo lo anterior, la podemos encontrar en la misma frase reseñada, cuando fulmina cualquier veleidad revolucionaria:

(...) las circunstancias del 68 son irrepetibles en Europa (...).

¿Cuáles fueron esas "circunstancias" a las que hace alusión el insigne socialdemócrata? Sencillamente, las expuestas más arriba: el advenimiento de una sociedad parcial (no global, no mundial) caracterizada por la abundancia, el auge del Estado del Bienestar y, con ello, el surgimiento de un optimismo del que la población europea estaba francamente necesitada porque acababa de pasar por un trauma sin parangón en su historia de los últimos siglos.

Unas circunstancias que incluían el debut de la clase obrera europea como clase bien pagada y con acceso a un mundo de consumo crecientemente diversificado y abundante. Y con acceso también a unas estructuras políticas indiscutidas en aquel momento que incluían, una vez más, la garantía de facto de que lo que en otro tiempo se llamaba "las clases populares" podían imponer bastantes de sus intereses mediante sus propios métodos de organización y presión, y no sólo mendigando el favor de otras clases.

¿Son "irrepetibles" esas circunstancias? No sé si sería repetible un conflicto bélico como el de la Segunda Guerra Mundial, pero sí creo que la violencia creciente derivada de las múltiples tensiones entre la población de los países pobres y la de los países ricos (violencia que incluye la desarrollada por los migrantes pobres al intentar hacerse un hueco a toda costa en el paraíso de los ricos, pero también la respuesta a esto generada por el Estado, de forma regulada, y por el conjunto de la sociedad de manera informal), así como el irremediable deterioro del planeta en su conjunto (cuestión sobre la que Elorza sí llama poderosamente la atención) y la subsiguiente ansiedad relacionada con la sensación de "no future", dibujan un futuro inmediato suficientemente desastroso como para que, si se consigue salir de él, se puedan dar circunstancias relativamente parecidas.

Relativamente, claro. Porque decir que una cosa es irrepetible es decir mucho y no decir nada. Si queremos decir que es irrepetible tal cual ocurrió en un determinado momento, seguramente es cierta la afirmación. Pero si lo que queremos decir es que no se dará ninguna situación equivalente, entonces la cosa cambia.

Antonio Elorza, sin embargo, cree que no, que lo acabado, acabado está y que ahora, en lugar de tanto consejo obrero y tanto partido de masas, en lo que hay que pensar es en la solución al problema del cambio climático. Y parece que recomienda a Izquierda Unida que se centre en ello, así, en abstracto. Que se convierta, como si dijéramos, en un Pepito Grillo (que es de lo que Elorza cree que ha ejercido siempre acertadamente el comunismo) y deje la política en positivo para quienes no andan buscando alternativas a esta sociedad, sino una más adecuada gestión de esta sociedad... signifique eso lo que signifique. Que ni IU ni otros muchos izquierdistas irredentos tienen por qué meterse en camisas de once varas a ver si solucionan tal o cual cosa. ¡Que no, hombre, que no, que ustedes en su casa y Dios en la de todos!

Al final del artículo se le ve el plumero de lejos:

(...) Porque hoy no se trata de que el mundo vaya a cambiar de base, ya que
se encuentra en un acelerado proceso de autodestrucción. La inminente
desaparición de la banquisa del Polo Norte debiera ser un clarinazo para que
cambiara el horizonte político de la izquierda. Al Gore sustituye a Marx. Y en
la labor destructora no está sólo Estados Unidos. Está China, como antes estuvo
la URSS al provocar la catástrofe del Mar de Aral. Si la izquierda aspira a su
papel tradicional de defensora de los intereses generales, ésa debiera ser su
prioridad hoy, y no pensar si se asocia o planta cara al PSOE. (...)

¡Acabáramos...! Hay que preocuparse de la desaparición de la banquisa del Polo Norte (gracias por la revelación del término, señor Elorza), pero misteriosamente nos indican que lo hagamos desde alguna instancia no relacionada con el poder político de cada Estado, o al menos con el de España, que eso son cosas de mayores que no deben quedar al alcance de los peques. Y si lo hacemos, que sea sin molestar a los que saben de qué va esto, como el PSOE, respecto al cual no hay que andar todo el rato planteándose si se le apoya o se le planta cara (consejo que, dicho sea de paso, no me aclara si hay que apoyar o plantar cara al PSOE ante las diferentes políticas que plantea; debe ser que hay que abstenerse siempre, excepto cuando se trate de debatir sobre la banquisa del Polo Norte).

Yo creo, don Romenauer, que el señor Elorza lo que tiene es bastante mala intención.

Y creo que, más en la línea que el propio don Romenauer plantea, lo primero que hay que dilucidar es si creemos que el mundo en que vivimos, tal y como lo vivimos, merece la pena o si, por el contrario, es tan infumable que hay que buscar cómo cambiarlo.

Que hay que intentarlo incluso aunque al final no podamos hacerlo.

Y hay que ver qué nos valdría como cambio (aunque tengamos que admitir pulpo como animal de compañía) y cómo dar pasos en esa dirección. Lo demás (los programas, si tiene que haberlos; la forma organizativa; las prioridades...) vendrá después, pero eso es lo primero que hay que tener claro. Porque si decidimos que sí, que merece la pena intentarlo otra vez, de seguro que en el camino, sea cual sea el que elijamos, nos encontraremos lejos, muy lejos del señor Elorza, y no nos importará tanto si nos hemos acercado o alejado de Mayo del 68 o de la Revolución de 1848. Simplemente, estaremos haciendo lo que consideremos correcto.

Comentarios

zalakain ha dicho que…
Muy, muy interesante asunto.

Asunto en el que, efectivamente, es pertinente ver cómo está el agua y dónde los molinos.

El chirriar del roce entre IU y PSOE es, a mi entender, parte del proceso global cuya manifestación es la pregunta "¿Qué significa ser de izquierdas?".

Para mí, mayo68 es expresión de una derrota, una derrota a manos de ese estado del bienestar que usted nombra. Hasta entonces, la izquierda había tenido un objetivo aparentemente irrenunciable: la internacionalización; es así que el ámbito de expresión de la izquierda era la Internacional Socialista. El estado del bienestar es la consolidación de un sistema de explotación laboral que liquida esa ambición internacionalizante.

A mi entender, es obvio que -desde esa perspectiva- el PSOE está plenamente integrado en lo que se podría llamar frente reaccionario (lo que yo llamo PPSOE), articulado en torno a la nación española, y que IU no sabe dónde quiere estar.

La clave del asunto sigue siendo la actitud ante el estado-nación (lo que yo llamo Eppanyia) y ahí hay dos asuntos que resultan clave y se refieren a la articulación de dos tipos de comunidades: las naciones sin estado, por un lado; los inmigrantes, por otro.

Cómicamente, hoy siguen teniendo plena vigencia dos expresiones marxistas; la una, un grito de llamada: "proletarios del mundo, uníos"; la otra, un aserto: "el capitalismo es un sistema de producción que contiene el germen de su autodestrucción". Marxismo de bolsillo.

Salud os.
Anónimo ha dicho que…
Añado: muchas gracias por el link, es un placer comprobar que la atonía de la izquierda no es completa.

Salud os
Anónimo ha dicho que…
Oiga, Yo estoy preocupado por la banquisa del polo norte. Si se derrite no podré llegar con mi 4x4.

A mi no me gustó el artículo de Elorza, porque además he tenido no se si la suerte de verle algunos días en su papel de tertuliano, y considero que profetas como este dando lecciones es mejor no tenerles en cuenta demasiado.

Es cojonudo que remita a la izquierda a aquellas cuestiones más utópicas o más generales, mientyras que reserve (porque no lo hace en su artículo, pero si en otras ocasiones) el papel de corrector de las injusticias del mercado a la otra izquierda posibilista. ¿La economía? ¿El desempleo y la precariedad? No, hombre... tu dedícate a la banquisa, que el resto lo gestiona el mercado.

Acabáramos.
J. G Centeno ha dicho que…
Lleva usted una temporada sembrado, o mejor sembrao. El análisis del mayo del 68, que hace usted lo suscribo absolutamente. Todavía en 1973, en Paris, veteranos camaradas del PCE allí residentes se hacían cruces de la actitud del PCF y la CGT. Primero despreciaron el movimiento por el carácter pequeño-burgués de los estudiantes. Después, con un oportunismo político que es el paradigma de la definición política del oportunismo, se sumaron intentando controlarlo de la forma más burocrática que conocían, y por último lo sabotearon a cambio de unas migajas.
En cuanto a Antonio Elorza,hace tiempo que compite con Fernando Savater o Sánchez Dragó en el apasionante concurso: ¡Joder, que listo soy!. Ni caso. Veo que se acerca usted a la ortodoxia leninista a pasos agigantados. ¡Enhorabuena!
Antonio Flórez ha dicho que…
No es exacto, don Bolche. Es que Lenin siempre fue muy trostkista.

Un saludo.
J. G Centeno ha dicho que…
A diferencia de Trotski, que nunca fue leninista, y puede que ni trotskista.
Anónimo ha dicho que…
Disculpe la intromisión, si lo es:

Yo tengo a bien tutear indiscriminadamente a quien a mi blog entra, por convicciones personales que se peden etiquetar como cuestión de etiqueta; etiqueta que, en correspondencia, me lleva a ustedear (se dirá así?) a quien en su blog así lo dispone. Mi prejuicio es que el usted, así, de entrada como standard, es algo propio de gente conservadora, que pretende mantener la distancia propia de quien dice internamente "todavía hay clases". Ahora hablo por hablar (en el sentido de que no tengo la menor idea de si hay algo de cierto en eso): tengo la impresión de que este usted es propio del centro (de Castilla y, en especial, Madrid)*. ¿Tiene usted una opinión al respecto (de mi prejuicio, digo :-)?.

* En el ámbito castellanohablante, me consta que, en el catalán, el uso del usted es aún más extendido.
Antonio Flórez ha dicho que…
Don Bolche: es posible que tenga usted razón, pero no me negará que lo que sí que era Trostki era madridista.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
je je; muy bueno; oído cocina.
Antonio Flórez ha dicho que…
Don Zalakaín:

Me extraña que más que el usted no extrañe usted el don (parece un trabalenguas y pretende serlo). En mi caso es una cuestión de respeto a mis interlocutores. Yo fui educado en esta expresión del tal respeto, y es la que utilizo. Siempre se pensado que no son los factores lingüísticos los que definen una actitud política, por más que reconozco que pueden ayudar a potenciar ciertas de ellas.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Reconozco que no entiendo la primera frase "Me extraña que más que el usted no extrañe usted el don (parece un trabalenguas y pretende serlo)"; francamente, no entiendo por qué lo dice; usted y don son concomitantes ¿no?.

¿Cree usted, pues, que tutear a alguien no conocido es una falta de respeto?
Anónimo ha dicho que…
OK (con perdón), don Antonio, entiendo que con su expresión lo que pretende decir es que le resulta extraño que yo no utilice el don antepuesto al nombre cuando me dirijo a usted; créame que en absoluto era mi intención molestar; por lo que a mí se refiere, entiendo que -pues en su blog estamos- está usted en su derecho de tratarme de don. Si bien -pues me resulta imposible no ser sincero- es, a mí dirigido, un tratamiento prescindible.

Saludos.
Antonio Flórez ha dicho que…
No, no, don Zalakaín, lo que me extraña es que a usted no le llame más la atención el uso del don que el del usted, porque tengo para mí que pasa por más anticuado y encorsetado (y quizás lo sea).

No pido en absoluto a la gente que me trate de "don Antonio", aunque, hablando en puridad (al menos, en la puridad que yo aprendí y que se remite a muchas décadas atrás), el don me corresponde ya que acabé el Bachillerato, rasgo definitorio de quién tenía en otras épocas derecho a tal tratamiento.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Ajá. Siempre se aprende algo nuevo. Mire usted por donde, tantos años, ay, teniendo derecho a ese tratamiento y sin saberlo.

En fín, según creo, el don se antepone al nombre de pila y lo de señor al apellido; que yo sepa, no se anteponen al pseudónimo; por eso le digo que mi nombre es Manuel y no Zalakain, que es el pseudónimo que utilizo en estos lares para ir dando la murga con el asunto de la autodeterminación.

Ha sido un ilustrativo placer, don Antonio; buenas tardes.
Antonio Flórez ha dicho que…
Muy bien, don Manuel, pero sepa usted que el uso del "don" antepuesto al del sobrenombre (me resisto al anglosajón "nick") es costumbre en ésta y en otras casas a falta de certidumbre sobre el nombre real que puede haber tras el mismo.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Oh, en ese caso, me puede seguir llamando (don) Zalakain; yo tengo claro que el blogueo es ficción, y me gusta así.

En cuanto a la denominación, prefiero pseudónimo, así, con p, como debiera seguir siendo.

Saludos.