El suelo debe estar moviéndose para muchos socialistas

Leo hoy en Público un par de artículos que me hacen reflexionar sobre la falta de matices con que abordamos muchas cosas en el ámbito de la izquierda. Por un lado, un artículo de opinión de Carlos Taibo acerca de las políticas del PSOE en el Gobierno; por otro, una noticia en el mismo periódico relacionada con dos enmiendas presentadas por distintas organizaciones del Partido Socialista de Euskadi de cara al 37º Congreso Federal del PSOE, una de unos militantes de Durango y otra, de otros militantes de Sestao, proponiendo en el primer caso que el partido defienda la elección del Jefe del Estado por votación popular; y en el segundo, que se profundice la laicidad del Estado al tiempo que se reconozca a la religión como un "complemento valioso de la democracia".

Taibo viene a justificar el título de su artículo ("Vendedores de humo") exponiendo algo ya bastante comentado en varios ámbitos, comenzando por el de la blogosfera, pero no tantas veces justificado con argumentos de peso, como es el caso. Y es ello que el PSOE lleva casi cinco años haciendo un doble juego entre un discurso ingenuistamente izquierdoso y una práctica pragmáticamente conservadora. Yo estoy de acuerdo con que, en general, el título del artículo está justificado y es acorde con lo sustancial de la realidad.

Pero lo sustancial no lo es todo, y a veces, incluso, deja fuera muchas cosas que puede que no tengan un peso enorme en el cómputo global de las cosas de la política, pero sí que pueden llegar a tenerlo en el de las relaciones entre las personas, y para muchas de esas personas en sí mismas. Me explico.

Taibo habla del gobierno socialista y no del PSOE como partido, pero es obvia la relación y el apoyo incontestable que existe del segundo hacia el primero. Y sin embargo, lo que es cierto para el gobierno en su conjunto y para la gran mayoría del partido, no lo es para una cantidad significativa de militantes del PSOE que, doy fe de ello, se muestran cada día más alarmados por las políticas que su gobierno refrenda e impulsa en distintos campos, y más desorientados respecto a cuestiones fundamentales que en su día les hicieron empezar a militar en el PSOE, como puede ser una tan básica como la defensa de políticas social y económicamente progresistas. Y aquí es donde vienen a cuento las noticias mencionadas más arriba.

La enmienda de los militantes del PSE de Durango tiene varios frentes de importancia: el primero, obviamente, es la petición en sí misma, y no hay mejor aval para la misma que hacer examen de conciencia tras leerla e introspeccionarse uno mismo a continuación: enseguida sentiremos que es absolutamente razonable, normal y muy lo que tiene que ser. El segundo frente de importancia se sitúa, también obviamente, en la procedencia de la propuesta. Que venga de una organización del PSOE y del ámbito geográfico-político de Euskadi la hace doblemente reseñable. Y quedaría aún un tercer frente: la argumentación con que se justifica la propuesta; porque a veces una propuesta, en sí misma, puede no verse demasiado justificada, sensación que desaparece en muchos casos tras ser razonada convenientemente. Y la enmienda del PSE de Durango lo está.

La otra enmienda viene avalada por un reconocido miembro del colectivo de Cristianos por el Socialismo, grupo al que se le conocen defensas bastante coherentes de las políticas progresistas y rechazos elocuentes de las conservadoras o reaccionarias. En este caso, han procurado no traspasar, aunque sí la bordeen, la obediencia a la Iglesia católica, utilizando el ancestral argumento de dar a Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César. Pero me vale más la valiente defensa del laicismo por parte de unos reconocidos creyentes, que la coletilla más o menos ambigua a la que recurren sobre el valor de la religión.

Y creo que casos como los de estos militantes de una y otra organización del PSE no son excepciones. No serán, sin duda, lo más común, pero no son excepciones. A ellos habrá que añadir el de muchos otros militantes que aun hoy no querrán creer lo que ven y oyen, pero que a la vuelta de no mucho tiempo, quizás un par de años, se habrán ido desengañando.

¿Quién recogerá el desánimo y/o la mala leche que vaya creciendo en estas personas? ¿Qué organización será capaz de ofrecerse con argumentos y realidades lo suficientemente sólidas para que esta gente se pueda plantear cambiar de siglas el día que considere al PSOE un caso perdido, pero no llegue a pensar que no merece la pena hacer política?

Piensen en esto en Izquierda Unida y fuera de Izquierda Unida, porque la ocasión para dar respuesta a estas preguntas está seguramente a la vuelta de la esquina.

Comentarios

Maripuchi ha dicho que…
¿Pensabas en mí acaso?
zalakain ha dicho que…
"¿Qué organización será capaz de ofrecerse con argumentos y realidades lo suficientemente sólidas para que esta gente se pueda plantear cambiar de siglas el día que considere al PSOE un caso perdido, pero no llegue a pensar que no merece la pena hacer política?"

Me temo que no será IU, don Antonio. Eso, disculpe la osadía, serían paños calientes (y el personal lo sabe, creo)
Anónimo ha dicho que…
n Antonio, ha sido usted citado a un meme en Moscú. Sé que no le gustan estas cosas. A mí tampoco, pero este merece la pena, y procede de doña maripuchi.

Así que proceda usted como Dios y la Santa Madre Iglesia mandan.
Blanca ha dicho que…
No, creo que hablaba de mi, Mari... y tiene razón zalakain, IU no es la solución, ni muchísimo menos.

Lo que está claro es que en Europa están desapareciendo las fuerzas de izquierda creibles y operativas. Primero fue poco a poco, tras la caida del muro de Berlín... ahora me temo que la velocidad de desaparición está empezando a ser exponencial.

Pero yo me niego a creer que la izquierda no tiene espacio. Todo lo contrario. Ahora más que nunca se necesita una izquierda unida (nada que ver con IU) porque somos millones los que apoyaríamos con denuedo la vuelta al honor, a las ideas y a la utopía.
AF ha dicho que…
Disculpen todos y todas ustedes la tardanza en contestar algunas intervenciones que, obviamente, creo contestables. Tengo un problema de conexión en mi casa desde hace diez o doce días y no sé cuándo podré solucionarlo.

Maripuchi, Doña Blanca, no niego que las imágenes de ambas me han rondado la cabeza al escribir ese párrafo. Por lo que conozco del "paño", pienso que muy difícilmente estaréis tragando algunas de las últimas decisiones y votaciones del gobierno, del partido en Europa y no sé si algo más.

Pero precisamente si me pregunto qué fuerza podrá organizarse que esté en condiciones de recoger tanto descontento y darle una canalización viable, es porque no creo que la actual IU esté en condiciones de ser esa organización. Quizás algo que salga de ahí, pero no lo que hay ahora. La pregunta, por tanto, sigue en pie.

Don Zalakaín, creo que con el anterior párrafo contresto también a su apreciación. O, más bien, no le contesto, sino que me sumo a su apreciación.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Estoy de acuerdo con el comentario de blanca. Creo que somos muchos la gente de izquierda que andamos dolidos y escarmentados con la disolución de los partidos y organizaciones que se dicen de izquierda, pero no nos resistimos a ello y, efectivamente es necesario algún tipo de movilización o actuaciones que recupere nuestros valores. Cómo y quién es el problema, perono podemos. ni debemos, quedarnos sin hacer algo al respecto, y por supuesto desde la ciudadanía en común.