Manifestaciones masivas
Calculo que unas 150.000 personas salieron el domingo a la calle en distintos puntos de España para festejar el mantenimiento de su equipo de fútbol en la Primera División, el ascenso de Segunda a Primera, la victoria en la Liga o la consecución de un puesto en la clasificación que les permitirá jugar la próxima temporada en distintas competiciones europeas. Unos pocos se manifestaban para expresar su rabia por el descenso de su equipo favorito al infierno de la Segunda División.
No se trata de las mucho más de 150.000 personas que cada fin de semana se dan cita en los distintos estadios de fútbol del país para ver el partido que toque. Se trata de manifestaciones de otra índole, aunque el fútbol aparezca como la excusa de fondo. Se trata de manifestaciones espontáneas que dicen a las claras que es posible juntar a gente para ciertas cosas, a pesar de lo improbable que es hacerlo para otras. Me pregunto si realmente eso significa que para todas estas personas tiene una gran importancia el fútbol y casi ninguna el desmantelamiento de la sanidad y la enseñanza públicas, por poner un ejemplo, o hay algo más que tener en cuenta.
Posiblemente lo que hace que con tanta facilidad se manifiesten es la poca trascendencia que tiene aquello que festejan o deploran, gracias a lo cual no existe demasiado riesgo de encontrarse con oposición de nadie a su manifestación. Nadie les convoca formalmente, tampoco, sino por el boca a boca y por el conocido sistema del mensaje de móvil. Tienen, pues, la sensación de que están participando en una convocatoria espontánea.
¿Hay algo que aprender de todo esto, o se trata simplemente de otro mundo al que no hay que prestar atención? ¡Luz, más luz!
No se trata de las mucho más de 150.000 personas que cada fin de semana se dan cita en los distintos estadios de fútbol del país para ver el partido que toque. Se trata de manifestaciones de otra índole, aunque el fútbol aparezca como la excusa de fondo. Se trata de manifestaciones espontáneas que dicen a las claras que es posible juntar a gente para ciertas cosas, a pesar de lo improbable que es hacerlo para otras. Me pregunto si realmente eso significa que para todas estas personas tiene una gran importancia el fútbol y casi ninguna el desmantelamiento de la sanidad y la enseñanza públicas, por poner un ejemplo, o hay algo más que tener en cuenta.
Posiblemente lo que hace que con tanta facilidad se manifiesten es la poca trascendencia que tiene aquello que festejan o deploran, gracias a lo cual no existe demasiado riesgo de encontrarse con oposición de nadie a su manifestación. Nadie les convoca formalmente, tampoco, sino por el boca a boca y por el conocido sistema del mensaje de móvil. Tienen, pues, la sensación de que están participando en una convocatoria espontánea.
¿Hay algo que aprender de todo esto, o se trata simplemente de otro mundo al que no hay que prestar atención? ¡Luz, más luz!
Comentarios
Sin embargo, cuando la gente se convoca a sí misma es cuando pueden verse los resultados. Cuando el PP perdió las elecciones hace más de cuatro años, la gente vió que su propia fuerza podía cambiar las cosas (la gente nos convocamos a través del móvil y los correos electrónicos), sin embargo las políticas del PSOE después dejaron mucho que desear; consecuencia: aumento de la abstención.
El aumento de la abstención es significativo y algo positivo a valorar muy mucho, pero debería ir acompañado de manifestaciones espontáneas de la gente en la calle para demostrar que lo que realmente queremos es una verdadera democracia y no una dictadura que se legitima cada cuatro años en las urnas.
Saludos fraternales
PD. No te imaginas como os odio este año a todos los madridistas :-)
En todo caso, cualquier cosa que haga mover a la gente sin líderes va a hacer que la gente vea que es positivo y va a servir de ejemplo para ser utilizado para motivos más importantes que únicamente lo deportivo. Tal cosa opino.
Saludos pues
Estamos dejando que la privatización de la sanidad y la enseñanza se nos vaya de las manos sin hacer nada y nos vamos a arrepentir, vaya si nos vamos a arrepentir.
Don Jordi, ¡cuánto me alegro de leerle de nuevo! Estoy de acuerdo con usted, sólo que sigo sin creerme lo del espontaneísmo como modelo de funcionamiento para según qué objetivos se quiera lograr.
Por lo demás, en cuanto al odio que nos profesa a los madridistas, es natural y lógico: los héroes siempre han sido tan queridos como odiados, siempre han sido vistos tanto con admiración como con envidia :)
Un saludo.
Saludos en todo caso desde el "cálido mediterráneo" :-)