Esperanza Aguirre echa cuentas

Escuchando la edición de esta noche de 59 segundos, en que reputados periodistas españoles han entrevistado a Esperanza Aguirre, me han llamado la atención dos extremos: la desazón con que los periodistas recibían la contumaz actitud de la presidenta de la Comunidad de Madrid, en el sentido de mantener que ella quería proponer un debate de ideas en el seno de su partido, y no una pelea de nombres; y la actitud de Esperanza Aguirre, impertérrita ante los embates de la oficialidad periodística.

Los directores o altos cargos de La Razón, El Mundo, Público, ABC y El Plural.com, junto al periodista Isaías Lafuente y la propia presentadora del programa, han bordeado el ridículo pretendiendo una vez tras otra y cayendo casi en la caricatura, que Aguirre dijera lo que ellos querían que dijera. No ha sido así. Casimiro García Abadillo ha encendido el cohete de la traca final al pedirle abiertamente a la política que le diera el titular del día siguiente: “Dígame qué titular debo poner: ¿Que no se presentará como alternativa a Mariano Rajoy en el próximo congreso del PP; que sí se presentará; o que quizás no en este momento, pero sí más adelante?” Y Esperanza contesta con la mayor de las tranquilidades y razones: “Ponga usted que yo pido un debate de ideas en mi partido”.

Y no es que los periodistas vean visiones, no. Es evidente que Esperanza Aguirre lleva ya casi dos meses mareando la perdiz y dejando ver aquí lo que oculta un poco más allá. No se engaña nadie, eso es real. Y, por otra parte, también en cierto algo que ella misma ha dicho en el programa de esta noche: “No se engañen: Ruiz Gallardón y yo discrepamos respecto a muchas cosas, pero estamos absolutamente de acuerdo en lo fundamental”.

Creo sinceramente que lo que la presidenta de la Comunidad de Madrid dice, es cierto: quiere un debate de ideas. Aunque, tal y como ella lo explica, no se trata de una puesta en cuestión de los principios rectores de ese magma que ella misma dibuja como “la casa de todos los que no son del PSOE”, haciendo referencia a liberales, democristianos, centristas y otras yerbas. Más bien se refiere a un debate sobre estrategia.

Porque ¿qué es lo que preocupa realmente a Aguirre? Pues lo ha dicho dos o tres veces con gran claridad: le preocupa que desde 1979, año de las primeras elecciones generales, hasta 2012, en que presumiblemente habrá nueva convocatoria, media la friolera de 23 años. Y que en esos 23 años, la derecha sólo habrá gobernado durante dos periodos, es decir ocho años.

Lo que se olvida de decir la presidenta autonómica es que los grandes partidos, que son partidos de líderes y no sólo de equipos, no pueden dirimir las cuestiones realmente relevantes para ellos (o sea las que afectan a su viabilidad electoral) sin vincular la defensa de las diferentes posiciones al propio liderazgo del partido. Dicho de otro modo: nadie propone debates realmente importantes si no tiene la posibilidad real de ganarlos y, por lo tanto, hacerse con el liderazgo del partido. El perdedor queda relegado, el vencedor se lo lleva todo.

Hay pocas excepciones a esto. Los militares uruguayos fueron una de ellas, con su sonoro referéndum realizado desde la férrea dictadura de sus fusiles, y perdido en medio del hazmerreir de la llamada comunidad internacional. Otra excepción es nuestro inexplicablemente victorioso Alberto Ruiz Gallardón, un especimen extraño de político que es capaz de ganar elección tras elección al mismo tiempo que se lanza ostensiblemente a la arena de la disputa por el control de su partido sin haber contado antes, ni siquiera de manera aproximada, los apoyos con que cuenta.

Es un lugar común en la izquierda ver a Alberto Ruiz Gallardón como el peor enemigo posible. Yo creo que Esperanza Aguirre es, con diferencia, un bicho (con perdón) mucho más peligroso.

Comentarios

RGAlmazán ha dicho que…
Esta muchachita, tan condesa ella, creo que se ha equivocado apretando el acelerador a destiempo. No ha medido bien sus fuerzas y apoyos y le empieza a salir humo de su cabecita.
El congreso lo tiene ganado el gran perdedor, D. Mariano, pero su apuesta pretende o pretendía (si no se ha quemado ya) ir más lejos, a la candidatura del 2012.
Un poco pronto ha empezado, mientras la observan frotándose las manos D. Alberto y ¡ojo! al, para mí, el gran tapado: Camps.

Por cierto, D. Antonio mándeme usted su email al mío: rgarciaalmazan@yahoo.es, que no lo tengo y quiero hacerle una proposición honestísima.

Salud y República