El trilero Samaranch

Como un chalán que intenta embaucar al primo de turno, Samaranch declara que China se abrirá tras los Juegos Olímpicos de Pekín. A uno le da por pensar que no es posible que engañe a nadie con esa afirmación, de la misma manera que piensa que nadie puede picar en las mesas de trileros que hasta hace muy poco poblaban la esquina de las calles Alcalá y Barquillo, en Madrid.

Pero de repente recuerdo cómo a esas mismas mesas de trileros seguían acudiendo viandantes de dudoso origen geográfico, primero con una letal mezcla de desconfianza y curiosidad; después, con ojillos golosos por el beneficio fácil; por último, corridos y cariacontecidos, tras el saqueo de su bolsillo.

Y entonces entiendo por qué Samaranch osa insultar a la inteligencia de la gente declarando tal barbaridad: siempre habrá gente de dudosa procedencia geográfica que le crea y que ande repitiendo por ahí, lavando su conciencia y la de otros muchos, que China se abrirá tras las Juegos Olímpicos.

¡Ah!, y para los más quisquillosos, en este caso con eso de la procedencia geográfica me refiero a la geografía de la inteligencia, cuyo mapa está aún sin trazar y en el cual persisten grandes áreas en blanco con un sólo nombre: "terra incognita".