La ideología del cortex

La búsqueda del canon es una constante del ser humano, que pretende con él dotarse de una confortable seguridad en que podrá medir si lo que hace, lo que tiene, lo que ve o lo que piensa es correcto. El miedo a estar equivocado, a no hacer lo que es debido (a no gobernar como Dios manda, pongamos por caso), nos empuja hacia el descubrimiento del absoluto.

En esa búsqueda del canon damos pasos en múltiples direcciones y hacemos descubrimientos insospechados. Valga como ejemplo éste que han hecho unos neurólogos norteamericanos de la universidad de Berkeley. Nos dicen que es posible identificar los comportamientos de los individuos ante una situación de conflicto o ante un necesario cambio de conducta, en función de su ideología, y aseguran que esa capacidad reside en una determinada zona del cortex cerebral. Se apresuran, desde luego, a advertir que las diferencias que han constatado entre las reacciones de los liberales (progresistas, que diríamos en España) y las de los conservadores no implican juicio alguno acerca de la bondad de ambas inclinaciones ideológicas. Pero ahí queda.

Yo tengo mis dudas acerca de esta investigación porque, ya digo, creo que la humanidad, y especialmente la humanidad norteamericana, está siempre buscando absolutos, normas inapelables en las que resguardarse y a las que echar la culpa de muchas cosas. En otro tiempo fue Dios y después fue la ciencia. Ahora parece que ambas tendencias se manifiestan casi a la par. Y, sin embargo, pienso yo que las cosas no son tan clasificables como a algunos les gustaría. Y si no, aquí les he puesto un mosaico de fotos de personajes de distinta naturaleza. Todos y cada uno de ellos son considerados héroes y villanos, listos o tontos... buenos y malos. Hagan su elección.

Pero mientras tanto, no me queda más remedio que expresar un deseo: ojalá que las conclusiones a las que han llegado estos neurólogos sean universalmente aplicables. Porque si se demuestra que lo son, podremos esperar rectificaciones sobre decisiones de gran calado, como la de permitir que UPN gobierne en Navarra, dejar que la Ley de Memoria Histórica quede a expensas de la actitud de CiU y el PP, permitir el secuestro de publicaciones por meterse con miembros de la Casa Real, continuar con la práctica de rebajar los impuestos y mantener un superávit presupuestario mientras no están cubiertas necesidades muy básicas, o acudir finalmente al discurso de apertura del curso judicial (cuando se había anunciado que no se acudiría), impartido por el más eminente representante del ala ultra de los jueces.

Se trata de medidas y políticas sobre las que habría que rectificar, y la condición de progresista que atribuimos urbi et orbe a los miembros del Gobierno deben hacernos confiar en que serán rectificadas...

AÑADIDO:

Quizás el ínclito don Ricardo y la sin par doña Tania tengan a bien dejarnos sus apreciables puntos de vista en sus respectivas. Lean y edúquense.