Más allá del fútbol, Prisa defiende su influencia
El Príncipe de Prisa, una vez muerto el Rey, ha empezado a tomar decisiones importantes en su carrera profesional. Una de ellas es ésta de aceptar el reto planteado por Jaume Roures y su empresa Media Pro, y plantarle, como Sogecable, una demanda por 58 millones de euros por incumplimiento del contrato de derechos relativos a la emisión de partidos de fútbol por televisión, firmado hace poco más de un año. No es moco de pavo.
Prisa, a través de Sogecable, está haciendo algo más que lidiar una pelea empresarial: está defendiendo su capacidad de influencia política, el bonapartismo que la ha caracterizado desde la fundación de El País. Esa influencia política, basada en una alianza de conveniencia con el PSOE, ha sido mucho más rentable para el grupo mediático que para el partido político, pero imagino que las cuentas sacadas en Ferraz han sido que le habían sacado suficiente rentabilidad.
El statu quo creado a partir de ese balance comenzó a deteriorarse cuando el difunto Polanco se planteó un futuro empresarial en el que el entorno socialista no le ofrecía expectativa válida a largo plazo. La apuesta polanquista por diferentes opciones de futuro en el campo de la derecha más "centrada" fue y sigue siendo notoria en el caso de Alberto Ruiz Gallardón, pero es de suponer que no es la única apuesta (ningún Gran Capitán como fue Polanco apuesta a un solo caballo).
Esa apreciable apuesta por caballos de otra cuadra es lo que ha ido posicionando al PSOE en un espacio de insatisfacción respecto al trato de Prisa a sus políticas y apuestas. Los recientes comentarios pseudoprivados de dirigentes socialistas de primera línea quejándose por no poder contar con un gran medio de comunicación más incondicional de su política, como lo tendría el PP con las varias cabeceras de derecha (El Mundo, ABC, La Razón...) o grupos de alta presión (La Conferencia Episcopal y su Libertad Digital o la COPE), definen coloquialmente esa insatisfacción.
Y sobre la constatación de ese nivel de ruptura se ha aupado Media Pro, un imperio que se ha ido haciendo mediático en los últimos años con sus propias fuerzas, pero que ha dado un salto de gigante (impensable, de hecho, hace seis o siete años) con la obtención de la licencia de emisión digital para La Sexta -muy participada por Media Pro, por decirlo suavemente. A ese evento sobrevino muy pronto la obtención de los derechos de emisión de los Mundiales de Fútbol y Baloncesto del pasado año. Media Pro tenía muchos mimbres para actuar en este mundillo con solvencia, pero los mimbres no son, desde luego, lo único que es necesario tener para hacerse con tan apetitosos bocados frente a competidores de la talla de Sogecable y su Audiovisual Sport. Alguna ayudita es también necesaria, y las ayudas institucionales pueden llegar a valer mucho en este terreno.
Es de esa forma que la mayoría de eso que llaman observadores, situó a Media Pro en el ámbito de influencia del PSOE y vinieron las cábalas sobre a qué se debía que los socialistas buscaran otro grupo de referencia en el ámbito de los medios de comunicación, distinto de Prisa. Si a alguien le cabía duda de la realidad de ese acercamiento, el próximo lanzamiento de El Público (o Público, que aún no sabemos cómo acabará llamándose) la habrá despejado, es de suponer. Porque el futuro diario tiene, según las malas lenguas, mucho de "pago" al PSOE por los servicios prestados.
Y el nuevo diario va a hacer pupa a El País y a Prisa, nadie lo duda, porque, a pesar del comentario (atribuido a alguno de los más altos jerarcas polanquistas) de que "estos [de El Público] no harán nada", lo cierto es que Media Pro está en condiciones de poner sobre el tapete los medios suficientes para lanzar una alternativa de prensa diaria más a la izquierda que El País. Algo que casi todos en la izquierda hemos pensado más de una vez que era posible, pero que cuando se intentó (Liberación, aunque esa fue una experiencia mucho más a la izquierda que ésta de ahora, y El Independiente) fue sin dinero suficiente y salió muy mal.
Y si la apuesta de El Público sale bien, El País tiene mucho que perder, mucho más que la pérdida inicial de lectores y de ingresos publicitarios. Porque los de Miguel Yuste han levantado su prestigio sobre los cimientos de una imagen claramente identificable. Una imagen que llamaremos progresista moderada a falta de una forma mejor de definirla. Una imagen que vende y que dejará de vender si se desploma. ¿Que por qué tendría que desplomarse? Porque es eso: una imagen, no es real. Y su irrealidad quedará más de manifiesto en la medida en que algo se ponga a su izquierda y deje en evidencia las lagunas progresistas de El País.
Y esto es lo que Prisa quiere evitar, que todo un imperio montado sobre la base de una imagen progresista que recorre sus diferentes ramas empresariales como un hilo rojo que puede agarrarse en El País, seguirlo a través de la SER y terminarlo en Radio Caracol, se quede sin imagen que mostrar. Empiece usted por perder el fútbol y acabará usted perdiendo Sogecable. Pierda usted Sogecable y acabará usted perdiendo un tercio de Prisa. Añádale usted la pérdida de ingresos de El País y se verá en un peligro todo el imperio. Entonces sí que sería más posible una hipotética OPA hostil sobre el grupo por parte de algún magnate-mangante.
Así que en los próximos meses Prisa probablemente se esté jugando buena parte de sus posibilidades de subsistencia. No se pierdan el próximo e interesante capítulo: "El Público decide".
Prisa, a través de Sogecable, está haciendo algo más que lidiar una pelea empresarial: está defendiendo su capacidad de influencia política, el bonapartismo que la ha caracterizado desde la fundación de El País. Esa influencia política, basada en una alianza de conveniencia con el PSOE, ha sido mucho más rentable para el grupo mediático que para el partido político, pero imagino que las cuentas sacadas en Ferraz han sido que le habían sacado suficiente rentabilidad.
El statu quo creado a partir de ese balance comenzó a deteriorarse cuando el difunto Polanco se planteó un futuro empresarial en el que el entorno socialista no le ofrecía expectativa válida a largo plazo. La apuesta polanquista por diferentes opciones de futuro en el campo de la derecha más "centrada" fue y sigue siendo notoria en el caso de Alberto Ruiz Gallardón, pero es de suponer que no es la única apuesta (ningún Gran Capitán como fue Polanco apuesta a un solo caballo).
Esa apreciable apuesta por caballos de otra cuadra es lo que ha ido posicionando al PSOE en un espacio de insatisfacción respecto al trato de Prisa a sus políticas y apuestas. Los recientes comentarios pseudoprivados de dirigentes socialistas de primera línea quejándose por no poder contar con un gran medio de comunicación más incondicional de su política, como lo tendría el PP con las varias cabeceras de derecha (El Mundo, ABC, La Razón...) o grupos de alta presión (La Conferencia Episcopal y su Libertad Digital o la COPE), definen coloquialmente esa insatisfacción.
Y sobre la constatación de ese nivel de ruptura se ha aupado Media Pro, un imperio que se ha ido haciendo mediático en los últimos años con sus propias fuerzas, pero que ha dado un salto de gigante (impensable, de hecho, hace seis o siete años) con la obtención de la licencia de emisión digital para La Sexta -muy participada por Media Pro, por decirlo suavemente. A ese evento sobrevino muy pronto la obtención de los derechos de emisión de los Mundiales de Fútbol y Baloncesto del pasado año. Media Pro tenía muchos mimbres para actuar en este mundillo con solvencia, pero los mimbres no son, desde luego, lo único que es necesario tener para hacerse con tan apetitosos bocados frente a competidores de la talla de Sogecable y su Audiovisual Sport. Alguna ayudita es también necesaria, y las ayudas institucionales pueden llegar a valer mucho en este terreno.
Es de esa forma que la mayoría de eso que llaman observadores, situó a Media Pro en el ámbito de influencia del PSOE y vinieron las cábalas sobre a qué se debía que los socialistas buscaran otro grupo de referencia en el ámbito de los medios de comunicación, distinto de Prisa. Si a alguien le cabía duda de la realidad de ese acercamiento, el próximo lanzamiento de El Público (o Público, que aún no sabemos cómo acabará llamándose) la habrá despejado, es de suponer. Porque el futuro diario tiene, según las malas lenguas, mucho de "pago" al PSOE por los servicios prestados.
Y el nuevo diario va a hacer pupa a El País y a Prisa, nadie lo duda, porque, a pesar del comentario (atribuido a alguno de los más altos jerarcas polanquistas) de que "estos [de El Público] no harán nada", lo cierto es que Media Pro está en condiciones de poner sobre el tapete los medios suficientes para lanzar una alternativa de prensa diaria más a la izquierda que El País. Algo que casi todos en la izquierda hemos pensado más de una vez que era posible, pero que cuando se intentó (Liberación, aunque esa fue una experiencia mucho más a la izquierda que ésta de ahora, y El Independiente) fue sin dinero suficiente y salió muy mal.
Y si la apuesta de El Público sale bien, El País tiene mucho que perder, mucho más que la pérdida inicial de lectores y de ingresos publicitarios. Porque los de Miguel Yuste han levantado su prestigio sobre los cimientos de una imagen claramente identificable. Una imagen que llamaremos progresista moderada a falta de una forma mejor de definirla. Una imagen que vende y que dejará de vender si se desploma. ¿Que por qué tendría que desplomarse? Porque es eso: una imagen, no es real. Y su irrealidad quedará más de manifiesto en la medida en que algo se ponga a su izquierda y deje en evidencia las lagunas progresistas de El País.
Y esto es lo que Prisa quiere evitar, que todo un imperio montado sobre la base de una imagen progresista que recorre sus diferentes ramas empresariales como un hilo rojo que puede agarrarse en El País, seguirlo a través de la SER y terminarlo en Radio Caracol, se quede sin imagen que mostrar. Empiece usted por perder el fútbol y acabará usted perdiendo Sogecable. Pierda usted Sogecable y acabará usted perdiendo un tercio de Prisa. Añádale usted la pérdida de ingresos de El País y se verá en un peligro todo el imperio. Entonces sí que sería más posible una hipotética OPA hostil sobre el grupo por parte de algún magnate-mangante.
Así que en los próximos meses Prisa probablemente se esté jugando buena parte de sus posibilidades de subsistencia. No se pierdan el próximo e interesante capítulo: "El Público decide".
Comentarios
Ya los entramados empresariales que, a día de hoy, rodean a los medios de comunicación, son de díficil comprensión para un profano, por muy leido que sea, y ,a mí al menos, no me ha sido facil desentrañar las relaciones societarias entre PRISA, EL PAIS S.A., UNIÓN RADIO, CADENA SER, SOGECABLE y AUDIOVISUAL SPORT, por poner un ejemplo, sólo por eso tu post es útil y explicativo y sirve para desentreñar incógnitas que parecían de difícil solución. Para el espectador medio, yo mismo, resultó un tanto sospechoso el desembarco, con un fortísimo desembolso económico, de La Sexta en el mercado de los derechos de las retransmisiones deportivas, quedándose de un plumazo con los derechos del Mundial de Alemania de Fútbol, del de Japón de Baloncesto y de los partidos en abierto de la LFP, máxime teniendo en cuenta que la cadena, de forma más o menos explícita, se había presentado como propiedad de Emilio Aragón, del que sabemos que es un excelente showman y un magnífico empresario, pero no imaginamos con tantísima cantidad de dinero disponible. También parece sospechosa la rápida ayuda que recibió de Sogecable a través de Cuatro, y que permitió que el Mundial de Alemania llegara en abierto a todo el territorio haciendo innecesaria la aplicación de alguno de los decretos que se inventó el inefable Cascos, para amparándose en un etéreo interés nacional intentar hundir a Prisa. Nos parecía, insisto a los profanos, que La Sexta había nacido como una segunda marca de Cuatro, por eso nos extrañó, que en una rueda de prensa, retransmitida en directo por los canales Realmadrid TV y Barça TV y con la asistencia de Joan Laporta y Ramón Calderón, presidentes de los dos clubes que generan, de largo, más ingresos en cualquier modalidad de retransmisión PPW, canal de pago o en abierto, MEDIAPRO, uno de los accionistas de La Sexta, anunciara que había obtenido los derechos televisivos de los dos clubes allí representados, y de otros muchos, llegando a más del 90% de los que forman parte de la LFP. Ahora, con tu explicación, las piezas empiezan a encajar, el indisimulado apoyo del entramado de PRISA a Ruiz-Gallardón no era esa especie de táctica a medio plazo que favorecería al PSOE, creando divisiones en el PP, no, era una clara apuesta por otro tipo de derecha, una derecha moderada e inequívocamente democrática que cortara todo tipo de lazos con el régimen anterior, y en ese sentido iban las polémicas palabras del propio Jesús de Polanco, las últimas públicas antes de morir, y así tomaron nota los dinosaurios del Pp con una desproporcionada reacción de boicot. Naturalmente esta toma de posición no ha tenido que sentar demasiado bien en Ferraz, sobre todo despues del batacazo electoral de Madrid. Si todo ello sirve para el nacimiento de un periódico más netamente progresista, teniendo en cuenta que la actual dirección del PSOE no está formada por peligrosos radicales precisamente y un medio que apoyara esta política iba a estar lejos del ilusionante proyecto que supuso Liberación, sería motivo para estar contento. Hay que tener en cuenta que muchos de los que cada mañana nos acercamos al quiosco para comprar EL PAÍS, lo hacemos porque, aparte de su indiscutible calidad, no tenemos otra alternativa, y a lo largo de su historia nos hemos tenido que tragar más de un sapo como la campaña proatlantista que hizo en el Referéndum de la OTAN y que a la postre fue fundamental para el triunfo de Felipe González, yo durante una época compré El Mundo, que La Fuerza me perdone, campaña que es coherente, , con su postura de apoyo sin fisuras a la primera invasión de Iraq y la poco clara presencia de tropas españolas en Afganistán y Líbano.
Esperamos Antonio, más información.
Le adelanto que no soy sobrino de Polanco ni afiliado al PSOE.
Tampoco tengo acciones en El Público.
Como ciudadano desearía tener unos medios de comunicación en que la información no esté deformada y tergiversada por la opinión. Creo sinceramente que la información puede ser independiente y simultánea con la publicación DIFERENCIADA de opiniones plurales.
Desde esta perspectiva supongo que la información puede ser más independiente (o por lo menos más plural) si la empresa ha de defender intereses diversos.
Apelo a su conocimiento profesional para hacerle la siguiente interpelación:
¿Qué ventaja para la información veraz tendremos los lectores independientes con un periódico que secunde un extremo del arco político?.
Escribe usted que anteriores intentos fracasaron por falta de dinero. Evidentemente la causa del fracaso fue la falta de lectores. En mi caso, cuando deseo conocer la opinión de un determinado grupo político leo sus boletines, la información la busco por otros medios.
Usted escribe desde su conocimiento como profesional de la información.
Yo expongo mi deseos como lector interesado en la información (ese es el objetivo del lector de prensa, la formación de la opinión va por otros medios) y compruebo con tristeza que nuestros intereses no coinciden.
Don Mowgli: No estoy de acuerdo con usted respecto a la causa de que las experiencias de prensa diaria a la izquierda del PSOE fracasaran por falta de lectores. Los lectores, en esta sociedad, se consiguen como casi todo: con publicidad y marketing. Para hacer uso de esas dos herramientas hace falta un dinero que en buena medida viene, precisamente, de la publicidad, que es de lo que vive la mayoría de los medios de comunicación (no sólo,y a veces ni siquiera fundamentalmente, de la compra del diario por parte del lector).
Los casos de Liberación y de El Independiente son distintos. El primero fue una apuesta más de izquierda radical que otra cosa, mientras el segundo fue una propuesta más en la línea política que quizás tenga El Público. El primero se echó a andar mediante aportaciones de accionistas minoritarios (más bien habría que llamarles de suscripción popular, ya que la "acción" costaba, si no recuerdo mal, unas seis mil pesetas de la época, mediados de los años 80) y una inversión mayor de unas cuantas personas y organizaciones, pero en total hablamos de un capital inicial disponible ridículo en comparación con lo que moverá, por ejemplo, El Público. La apuesta consistía en conseguir publicidad, al menos de pequeña empresa (la grande se sabía de antemano que estaba descartada), cosa que no ocurrió ni mucho menos en la cantidad necesaria. La estructura de personal, empezando por la casi nula a nivel internacional, colocó al diario en una situación insostenible, ya que los propios potenciadores del experimento hubimos de reconocer muy pronto que el objetivo buscado de hacer un periódico con calidad informativa, no había podido lograrse por falta de medios.
En cuanto a El Independiente, el punto de partida era distinto, menos militante (casi nada) y más empresarial, con un posicionamiento a la izquierda de El País pero mucho más institucional que Liberación. No obstante, el momento en que apareció, en mi opinión, fue especialmente malo por cuanto justo entonces empezaba a despegar fuertemente la tendencia (luego convertida en clara línea recta) de la prensa a trastocarse en plataforma de distribución y venta semi-directa de productos que nada tenían que ver con la información. Para ello hay que contar con una estructura muy fuerte, de la que no disponía El Independiente.
Además, la publicidad tampoco fluyó con el necesario caudal en una época dominada por un PSOE tremendamente necesitado de vigilar con lupa y controlar la información que aparecía, dada la gran cantidad de escándalos que se destapaban (algunos montados por la derecha, pero la mayoría reales).
En fin, es largo de contar y muy opinable este tema, pero sí estoy convencido de que no se trata de un simple "las experiencias no intgeresaron a los lectores".
Un saludo.
Si se tiene en cuenta que la prensa capitalista es propiedad de poderes económicos, no existe prensa de izquierdas. No obstante, se puede decir que el Grupo Prisa está en la izquierda dentro del panorama mediático aunque su linea editorial sea liberal Schumpeteriana y Keynesiana, ya que el resto de los grandes grupos de comunicación pertenecen al ultraliberalismo friedmaniano.
No tengo claro que El Independiente fuera progresista. A mi me olía a estrategia comercial ese izquierdismo, parecido al que empleó El Mundo al principio (que es un periódico populista, amarillista y ultraliberal)solo que el periódico de Berlusconi tuvo mucho más apoyo económico que el que tuvo el que dirigió Pablo Sebastián.
Existen periódicos provincianos del Grupo Z (El Periódico de Cataluña y La Voz de Asturias) que tienen una linea editorial socialdemócrata por que van enfocados a una clientela de unas zonas con población históricamente izquierdista (cinturón industrial de Barcelona y Cuenca minera asturiana) pero el Grupo Z es esencialmente sensacionalista y populista, no progresista. También tienen al semanario Interviú que al ser un libelo fue superventas en su dia (el sensacionalismo vende)y tb se disfraza de progresisita.
Tenemos también al semanario Cambio 16 que fue emblemático del antifranquismo en los últimos años de la dictadura y en la transicción y que es de centro izquierda, dada la ideología liberal progresista de su ya difunto fundador Juan Tomás de Salas.
Finalmente tenemos el semanario El Siglo, pro-PSOE, que pertenece al Grupo Luna y no sé que empresas tienen intereses ahí (aparte del PSOE).
En cualquier caso hay una mayoría de prensa pepera en el panorama mediático español aunque no haya muerto el pluralismo.
Un abrazo
Por cierto y para los radical madridistas...¿sabíais que Schuster en alemán significa ZAPATERO?, je,je :)
Besazos merengues
Saludos.
Supongo que todo le llega al que sabe esperar.
A lo mejor es mas honesto y antifranquista subvencionar medios de comunicación amigos a través de Via Digital y una prevaricación contra un grupo que no comulgue con un gobierno para intentar hacerse con el monopolio de la información, por parte de ese gobierno y de sus empresarios amigos. O estar tres años inventando un peliculón alucinante sobre el 11-M, deteriorando a las instituciones e insultando a las víctimas de ese atentado, hasta el punto de que llegó un momento que parecía, a juzgar por el culebrón inventado y los "juicios" para lelos, que la autora de la masacre fue Pilar Manjón.
Como defienden los "progresistas" el sistema... luego direis que os diferenciais de los "conservadores" en algo más que en la pintura.