Asquerosos delincuentes
Más de mil trabajadores esclavos fueron liberados antes de ayer por la policía brasileña en una fazenda (hacienda) de la Amazonia. El propio Gobierno reconoce que la cifra estimada de trabajadores en estas condiciones de esclavitud puede estar en torno a los 25.000, pero la iglesia católica (con un importantísimo y muy positivo papel en este tema) cree que la cifra supera ampliamente la que el Gobierno dice y que puede llegar a los 85.000 casos. La propia OIT asegura que hablar de esclavitud no es una exageración, y viendo los mecanismos que los asquerosos tratantes de trabajadores-esclavos utilizan, efectivamente no hay exageración alguna.
De esta noticia me llama la atención tres cosas sobre las que la crónica leída pasa de puntillas:
1. Qué pasa con los trabajadores una vez liberados. La iglesia asegura que reciben un subsidio mínimo bastante simbólico (sin concretar) durante tres meses, pero que resulta a todas luces insuficiente para rehacer su vida tras meses o años trabajando a cambio de nada. ¿Y transcurridos esos tres meses? ¿No reciben una indemnización de sus esclavizadores?
2. La iglesia, a través de las parroquias, es en quien confía la gente esclava o quienes quieren ayudarles, pues es a ella a quien acuden para efectuar una denuncia que no se atreverían a realizar ante la policía por temor a que ésta esté conchabada con los secuestradores. No tengo la más mínima duda de a qué secotr de la iglesia católica pertenece la mayoría de los sacerdotes que realizan esta labor de recogida y tramitación de las denuncias. Y tampoco tengo ninguna duda de que Rouco Varela y sus compinches encontrarían de la forma que fuese la excusa para, en Brasil, estar del lado de los dueños de las haciendas y para ignorar las denuncias inoportunas de estos muertos de hambre.
3. La duda más gorda: ¿realmente los asquerosos delincuentes dueños de esas haciendas y quienes trabajan para ellos engañando a pobre gente para que vaya a trabajar a la Amazonia, salen librados con una multa que, digamos, puede estar en torno a los 250.000 euros y que se haga pública una lista con sus nombres en Internet? Porque 250.000 euros de multa, divididos entre el número de esclavos liberados en esta ocasión, sale la cosa a menos de 250 euros por esclavo. Demasiado barato, ¿no creen? El artículo enlazado habla también de una causa penal, ¿hay ya alguna sentencia que nos permita barruntar por dónde van los tiros en cuanto a castigo por este crimen?
Y a pesar de todas estas dudas, hay que reconocer al gobierno de Lula ser el primero que se ha preocupado de iniciar de manera sistemática y masiva una lucha contra esa lacra, que hasta ahora era combatida de manera muy testimonial.
Así está la cosa, señores.
De esta noticia me llama la atención tres cosas sobre las que la crónica leída pasa de puntillas:
1. Qué pasa con los trabajadores una vez liberados. La iglesia asegura que reciben un subsidio mínimo bastante simbólico (sin concretar) durante tres meses, pero que resulta a todas luces insuficiente para rehacer su vida tras meses o años trabajando a cambio de nada. ¿Y transcurridos esos tres meses? ¿No reciben una indemnización de sus esclavizadores?
2. La iglesia, a través de las parroquias, es en quien confía la gente esclava o quienes quieren ayudarles, pues es a ella a quien acuden para efectuar una denuncia que no se atreverían a realizar ante la policía por temor a que ésta esté conchabada con los secuestradores. No tengo la más mínima duda de a qué secotr de la iglesia católica pertenece la mayoría de los sacerdotes que realizan esta labor de recogida y tramitación de las denuncias. Y tampoco tengo ninguna duda de que Rouco Varela y sus compinches encontrarían de la forma que fuese la excusa para, en Brasil, estar del lado de los dueños de las haciendas y para ignorar las denuncias inoportunas de estos muertos de hambre.
3. La duda más gorda: ¿realmente los asquerosos delincuentes dueños de esas haciendas y quienes trabajan para ellos engañando a pobre gente para que vaya a trabajar a la Amazonia, salen librados con una multa que, digamos, puede estar en torno a los 250.000 euros y que se haga pública una lista con sus nombres en Internet? Porque 250.000 euros de multa, divididos entre el número de esclavos liberados en esta ocasión, sale la cosa a menos de 250 euros por esclavo. Demasiado barato, ¿no creen? El artículo enlazado habla también de una causa penal, ¿hay ya alguna sentencia que nos permita barruntar por dónde van los tiros en cuanto a castigo por este crimen?
Y a pesar de todas estas dudas, hay que reconocer al gobierno de Lula ser el primero que se ha preocupado de iniciar de manera sistemática y masiva una lucha contra esa lacra, que hasta ahora era combatida de manera muy testimonial.
Así está la cosa, señores.
Comentarios
...En el #2 se te ha ido la mano:
La Archidiócesis de Madrid no tiene potestad en las semejantes brasileñas; ya sabes, como la Com. Aut. Catalana en Zimbawe o Yemen.
Desde luego, hay veces que por creer tu buena intención, casi nos enfangamos con tus opiniones.
Porque: Son opiniones, no errores de concepto, ¿verdad?.
En fin, eso de derivar toda la mugre internacional a lo nacional te (a ti) resulta tan palurdo...
* ¿Extrapolamos a lo nacional lo de Venezuela...?
* ¿Asemejamos a alguna autonomía con lo de Xinjiang...?
* ¿Paralelizamos lo de Zimbawe con La Rioja...?
* ¿Te comparamos con algún otro paleto que anda por ahí...?
Torrrrrpe: Esta vez me has resultado torpe, a ver cuando nos escribes algo como lo de hace meses...
No vale usted ni para provocar.
Supongo que una más de mis deformaciones profesionales tras estos meses de intentar exponer las cosas con claridad...
Bueno, yo pretendía opinar, no provocar.
De todas maneras, pienso que la provocación no es intrínsecamente mala; muchas veces se pretende sólo estimular al otro para
despertarle la idea dormida. Darle sentido peyorativo a "provocación", sin más fundamento, es dejarla sin ese buen uso.
Vale, quizás no valga para provocar, tampoco lo pretendía; pero mi gazpacho tiene gran predicamento, aquí entre mis hermanos o allá con mis compañeras de trabajo. Lástima no quedar para que lo probaras y opinaras... ;-)