Ruiz-Gallardón, de la mano de sus mayores

Tal y como también resalta doña Maripuchi en su blog (¡maldita, se ha adelantado y eso que anda ocupada, que si no...!), resulta ahora que los optimistas madrileños que votaron el pasado 27 de mayo a Ruiz-Gallardón como alcalde de Madrid, se ven abocados a perderle como regidor a corto plazo. Resulta que tras las almibaradas declaraciones del político sobre su agradecimiento a los madrileños y su fervorosa dedicación a la ciudad de Madrid, se encontraba la oculta intención, fraguada sin remedio antes de las elecciones, de dedicarse a la política a nivel nacional.

Pero, aparentemente, Rajoy le ha dado calabazas. Hay quien hace de esto una lectura en clave de que los hados siguen sin serle favorables al modosito alcalde madrileño. Es una lectura según la cual Rajoy habría dicho nones a la aspiración política (léase ambición) ruiz-gallardiana. Apoyaría esa lectura la declaración de Esperanza Aguirre, en otra de sus conocidas muestras de finura política y ortográfica al comentar: "a lo que ha dicho Mariano no le quito ni una tilde" (sic).

Yo, sin embargo, creo que nadie se atreve, en un partido como el PP, a tirarle tan ostensiblemente a la cara un ninguneo como el que aparentemente ha tirado Rajoy a Ruiz-Gallardón, cuando el ninguneado gana una vez tras otra la alcaldía más importante de España para su partido. Creo que lo que Rajoy está diciendo a Ruiz-Gallardón no es que este último es prescindible, sino que se ha adelantado demasiado al explicitar su juego (aunque ya era bastante explícito desde hacía años, no es lo mismo que tengamos que suponerlo o que podamos leerlo escrito negro sobre blanco) y que las cosas hay que hacerlas más despacio.

Las opciones de un político como Ruiz-Gallardón son complicadas en un partido como el PP porque no es ésta una organización estructurada en función de la valía política de cada uno, sino en función del grado de control que cada cual mantiene sobre una ciudad, comarca, región o lo que sea. Y Ruiz-Gallardón no controla el PP de Madrid, como quedó de manifiesto en la pelea que hace un año mantuvo con Esperanza Aguirre.

Por eso los pasos que Ruiz-Gallardón tiene que dar deben ser muy quedos. Y los de sus valedores, también. Y, por eso, cualquier palabra más alta que otra debe ser acallada inmediatamente. Veremos si con el paso del tiempo es Rajoy o es Acebes (como piensa don Luis Solana) el ganador interno del PP. Y, en función de quién de los dos sea el ganador, veremos cuál es el futuro político de Ruiz-Gallardón. Su debilidad ya la conocemos: no es capaz de moverse en su partido sin alguien que le lleve de la mano, ni siquiera cuando gana sus elecciones con un 53% de los votos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No se si has leido a Josep Ramoneda en El País de hoy, pero creo que lo borda opinando sobre este asunto. A Albertito le puede la ambición.

Un saludo