Malasaña, en el momento oportuno

Viene de antiguo la tradición de enfrentamientos entre policía y jóvenes en Malasaña. Desde los años 70, en que la izquierda en general, pero más concretamente la radical, convirtió la plaza del Dos de Mayo y, por extensión, casi todo el barrio de Malasaña, en un símbolo de la resistencia a la represión que seguía registrándose de manera desporporcionada por parte de la policía. El momento culminante de esa tradición de enfrentamiento solía darse en las fiestas del Dos de Mayo, en que la plaza homónima se llenaba con puestos de comida y bebida que ponían y atendían partidos políticos y asociaciones ciudadanas de distinta índole (pero casi todos de izquierda). Se celebraban conciertos muy reseñables en esa plaza y raro era el año que no acababa con una movida fuerte con la policía.

A esta última le ayudaba bastante la colección de niñatos fascistas que habitaban el caserón, muy próximo, de la calle Mejía Lequerica, sede de Fuerza Nueva, el desaparecido (?) partido de Blas Piñar que cobijaba bajo su ala legal y en un primer momento parlamentaria, a toda la ultraderecha del país, desde los carcamales de Girón hasta los "yoguritos" asesinos Guerrilleros de Cristo Rey entrenados y organizados por Mariano Sánchez Covisa.

Más tarde, bien entrados los años 80, con la pervivencia de una izquierda radical vertebrada sobre todo alrededor del movimiento pacifista más "cañero" (la Comisión Anti-Otan), Malasaña continuó siendo emblemático lugar de reunión... y de enfrentamiento. Por allí siguieron apareciendo los distintos cuerpos policiales, especialmente cuando la derecha consiguió hacerse con la alcaldía de Madrid (gracias a aquel inefable Álvarez del Manzano, tan amigo de sus amigos) y empezó a darse un fenómeno que, por lo que veo, continúa existiendo: periódicamente se produce un rebrote del celo protector de los cuerpos de policía; entonces, aparecen en desmesurada cantidad en la zona y se dedican a mantener el orden, cosa que no han hecho en las semanas anteriores ningún día.

En el caso de los enfrentamientos de Malasaña anoche (1, 2, 3, 4) y antes de anoche (5, 6) hay -como para todo en esta vida- muchas lecturas posibles. Hay la de los vecinos de la zona, a quienes reconozco en posesión de la razón cuando se quejan de lo inhabitables que los "juerguistas" vuelven sus calles cada noche de fin de semana, pero a quienes hay que recordar que para nada consideran molestas actividades musicales con un volumen fortísimo, siempre que se trate de las llamadas "tradicionales". Hay también la lectura de las autoridades, para quienes con demasiada frecuencia todo se reduce a un problema de orden público que hay que atajar a golpe de porra y que consideran que la mayor garantía de que se va a solucionar el problema es empezar colocando entre treinta y cuarenta vehículos policiales y sus dotaciones bien a la vista (y mejor aún si van vestidas al estilo de Mad Max, que da más miedo). Está, por supuesto, la lectura de los jóvenes, que entienden que el enfrentamiento con el sistema pasa por organizar movidas en que al final va a intervenir la policía, produciéndose así el efecto acción-reacción tan teorizado en otras épocas (¿y ahora también?) por colectivos izquierdistas de distinta orientación.

Y por último, está la lectura de dos sectores que con demasiada frecuencia viajan cogidos de la mano sin tener por qué: los políticos y los medios de comunicación. En este caso, los politicos han jugado, me parece, sus bazas con destreza y sin escrúpulos. Porque todos estos enfrentamientos, esta desmedida actuación de unos y otros, estos resultados escandalosos (en torno a ochenta o noventa heridos, cinco o seis de ellos con cierta gravedad; un hospital de campaña que se tuvo que montar en plena Gorieta de Bilbao y el tráfico cortado durante horas; decenas de contenedores, cubos de basura y otros objetos destruidos; mobiliario urbano público y particular de los portales, todo ello destruido o deteriorado) han empezado por una negativa irrazonada e irrazonable del ayuntamiento de Madrid a que las mencionadas fiestas del Dos de Mayo se celebraran en el recinto que natural y tradicionalmente se ha utilizado para ello: la plaza del mismo nombre y el barrio de Malasaña en general.

Si esas fiestas se hubieran convertido en lo que quieren muchos vecinos de la zona (los del sector más conservador, nucleado históricamente en torno a una determinada asociación vecinal), seguro que no habría tenido problema alguno el "progre" alcalde madrileño en autorizarlas. Pero como seguían siendo sectores jóvenes y muy claramente de la izquierda (con los que, dicho sea de paso, no comulgo demasiado, pero a quienes no creo que se pueda condenar por lo que se les condena) quienes reivindicaban las fiestas y querían organizarlas (no sólo a base de botellón, también a base de otras cosas de índole cultural y festiva), entonces se les ha negado el permiso. A partir de ahí, el problema está servido. Faltaría por ver si la "provocación" no ha sido consciente, a propósito para conseguir un problema de orden público del que responsabilizar (con todas las solidaridades que se quiera) al Gobierno central (*ver nota al pie). Y faltaría también por ver si la delegada del Gobierno en Madrid ha sido consciente del problema y, no obstante, ha preferido seguir el manual antes que considerar las distintas soluciones no estrictamente policiales, que es para lo que se supone que está capacitada, a diferencia de otros que sólo pueden seguir sus órdenes.

Y luego quedan los medios de comunicación. De todos ellos, ninguno hace mención en sus crónicas de la razón primera de estos enfrentamientos, la negativa de Gallardón a permitir unas fiestas que siempre se habían celebrado en la plaza del Dos de Mayo. Sólo 20 Minutos sacó pocos días antes una nota recogiendo esta negativa del alcalde del PP, pero tampoco la recordó -extrañamente- en las crónicas de las dos noches de enfrentamientos habidos. Que ninguno de los profesionales de la información haya considerado relevante este detalle es algo que dice mucho en contra de la supuesta profesionalidad de esos medios, exceptuando -queda dicho- a 20 Minutos.

Bueno, pues eso, que los unos por los otros, y la casa excesivamente barrida en algunos aspectos y muy poco en otros.

*Nota: Según la edición digital de El Mundo de ayer (ver nota número 5, más arriba), tras la primera noche de incidentes Ruiz Gallardón "expresó su 'apoyo total y absoluto' a la Delegación del Gobierno en Madrid —'órgano responsable de la seguridad ciudadana', según se encargó de recordar—, y aseguró que la actuación desarrollada por los agentes fue 'correcta y proporcionada'".

OTRAS VISIONES DE ESTE ASUNTO EN:
http://www.jlprieto.es/net/la-policia-de-gallardon-te-va-a-hostiar
http://www.asueldodemoscu.net/archivo/2007/05/no_son_rebeldes.html
http://maripuchiysumundo.blogspot.com/2007/05/botelln.html

Comentarios

Daniel Isaac ha dicho que…
Completísimo análisis que, la verdad, me hacía falta porque lo que he leído y visto me ha dejado algo desconcertado...
De nuevo gracias a nuestros maravillosos medios de comunicación en general y a nuestros politicos en particular.
Blanca ha dicho que…
No puede ser que la policía pegue como se ha visto pegar... parecía la poli argentina en la época de los Montoneros...

Y no puede ser que de ésto tenga tambien la culpa Zapatero, como he oido decir hoy a un político del PP... es ya de risa, vaya, si no fuera por el fondo del asunto, que es que nuestros más jóvenes se dediquen al botellón y a las drogas como diversión de fin de semana.

Algo muy gordo ha fallado en la educación que les hemos dado a nuestros hijos y desde luego, la manera de disuadirlos no es con una batalla campal.
Coño, la policía pega, y no solo con el PP, con Zapatero también, y con Felipe. ¿Quien manda en la Policía?. ¿Con Fidel Castro pega la policía?. ¿Con Hugo Chavez?. ¿Qué es la policía?. ¿Necesitamos policía?. ¿Queremos policía?. Solo cuando nos mean en la puerta o nos levantan el bolso. Mientras tanto, claro, son ellos los provocadores y los brutales. ¿Como se disuade a 500 borrachos para que te dejen dormir a tu hijo pequeño?, perdón quise decir 500 jóvenes desorientados. Ahhh el mundo feliz y el ansia infinita de paz.
De todas formas comparto con ustedes que las previsiones fallaron y la ley, o se aplica siempre o, cuando se quiere aplicar a las bravas tras años de tolerancia políticamente correcta pasan estas cosas.
Anónimo ha dicho que…
Puede usted echarle a lo sucedido en Malasaña el cuento que quiera, que si el ayuntamiento es culpable, que si los del PP estan contentos, que si los de FN tambien pegan, etc, pero lo cierto es que ha habido un enfrentamiento violentisimo entre masas de cierta consideracion de policias y jovenes (hasta que edad se considera alguien joven? Hasta los 35 quizas) por una cuestion alcoholica. Como no es la primera vez que esto sucede, pues recuerdo una manifestacion bastante dura en Badajoz hace algunos años para conseguir que los bares cerraran mas tarde, pues la verdad, creo que presentamos un panorama bien triste. Antes la gente se pegaba con la poli por reivindicaciones sociales o politicas, ahora solo lo hace por el alcohol. Triste.
AF ha dicho que…
Me parece bastante generalizada la sensación de que el motivo de esta bronca ha sido la insistencia de cuatro (o cuatrocientos) jovencitos que insistían en hacer su botellón y emborracharse, sin más preocupación por otros menesteres. Y creo que es un error de apreciación muy comprensible, pero un error.

No es que yo crea que en realidad se trataba de los auténticos herederos del Ché que enarbolaban la bandera de la Revolución ante las huestes represoras. Pero lo cierto es que toda esta movida ha venido por la insistencia de sectores juveniles que, más allá de sus hábitos de ocio y lo criticable o no de los mismos, lo que se han planteado ha sido protestar (con más o menos fortuna) contra la prohibición de celebrar en su recinto "natural" unas fiestas de las de toda la vida.

Es evidente el contenido político que le han querido dar estos jóvenes a su "resistencia", y la opinión que su elección de objetivos nos merezca es irrelevante, creo yo, a la hora de juzgar la respuesta dada por las autoridades.

Y, a su vez, dentro de esa respuesta llama la atención que la policía municipal, cuyo cometido no es precisamente el de la represión de actos ilegales, haya sido la que ha asumido, en el tiempo y en la intensidad, el protagonismo de la actuación las dos noches.

Creo que en este asunto hay dos culpas: la que se pueda imputar a quienes no demuestran el mínimo respeto exigible por las y los vecinos de la zona, quienes tienen derecho a descansar independientemente de su ideología; y la de aquellos que han querido aprovechar la ocasión para provocar un lío de aúpa, probablemente con la intención de que la responsabilidad del mismo acabara cayendo en la Delegación del Gobierno, órgano, al fin y al cabo, dependiente del gobierno del PSOE.

Un saludo.
D. AF, en primer lugar quisiera disculparme por lo desorbitado de mi primer comentario, pero parece de uso común el simpatizar con el antisistema protestón y demonizar a los que reciben las pedradas. Y que conste que no justifico ningún abuso o desproporción de la policía que se pudiera haber producido. Pero si alguien sabe la fórmula para parar el vandalismo sin usar la contundencia que me la exponga o, mejor aún, que se la exponga a los Padres de la Patria y puede ser que un día seamos el primer país que disuelva los "cuerpos represivos" por innecesarios.
Un saludo cordial.
AF ha dicho que…
No necesita disculparse, don Filo, su comentario anterior me parece absolutamente normal y comprensible. La cuestión es que me parece imprescindible, para éste y para otros casos, separar unas cosas de otras. Y creo que aquí hay cosas distintas que separar. No me repito.

Un saludo.