La izquierda y la policía

Si hay algo que ha definido universalmente a la izquierda que no ha estado ejerciendo tareas gubernamentales del nivel que sea, es la condena de la tortura y de los malos tratos. Si un estamento ha sido blanco de esa izquierda, ha sido la Policía. Otro cantar es cuando se accede al gobierno, claro. Es comprensible que, como en otros asuntos, en éste del orden público hay que tragarse algún que otro sapor para conseguir que la maquinaria funcione sin grandes quiebras.

Pero una cosa es aceptar comerse algún marrón de vez en cuando y otra muy distinta aceptar la responsabilidad de dirigir al más alto nivel una policía autonómica como los Mossos d'Esquadra, y que a la vuelta de menos de un año tengas sobre la mesa numerosos expedientes de malos tratos y abusos de distinto tipo por parte de los policías que diriges.

Ya he oído los comentarios sobre que la mafia rusa insiste en trabajar en España porque dicen que esto es un paraíso para los delincuentes. Pero, la verdad, yo no se lo he oído decir a ningún mafioso y, por otro lado, tampoco sé si es la fuente más fiable del mundo. Lo que sí sé es que aceptar por las buenas y de antemano que a la Policía hay que permitirle ciertos excesos con según qué gente, es negar con todas sus consecuencias el espíritu y la letra de esa Constitución que todos dicen defender.

Por mi parte, procuraría admitir sólo a posteriori ciertas conductas policiales en casos en que el detenido se muestre violento en primer lugar, porque tal vez pueda demostrarse que en lugar de maltrato, lo que había era autodefensa. Pero de antemano, nunca.

Joan Saura, ¿qué se te ha subido a la cabeza?