¡Anda, dame un euro...!
¡Anda, qué gracioso este señor! Antonio Algora, obispo de Ciudad Real y encargado de mover las conciencias católicas para que marquen la fatídica casilla del 0'5% para su iglesia en la declaración de la renta, se ha descolgado hoy con unas declaraciones en las que intenta conseguir la mayor cantidad posible de donaciones. A los católicos que no colaboran como este hombre querría, les recuerda que el Catecismo, en su número 2.240 (¿no se llaman artículos, como en el Código de la Circulación?) dice que “La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos, el ejercicio del derecho al voto, la defensa del país...”. Y a quienes ponen pegas del tipo de que la iglesia católica tiene ya mucho dinero, les hace saber que con él se realizan muchas labores que ahorran al Estado "varios miles de millones de euros".
Antonio Algora, chiquitín él, echa la cuenta de la vieja y para alcanzar esa cifra no tiene inconveniente en considerar como ahorro al Estado... ¡la facturación de los colegios católicos concertados! Por decir barbaridades, y ya puestos, también se ha despachado insinuando que la iglesia católica es una especie de bien social que hay que mantener y mimar... con dinero, mucho dinero. Al pobre no le salen las cuentas (claro, no me extraña, echándolas como las echa) y le queda un déficit pasmoso de un 80% de sus gastos, pues el pobre cree que lo que le llega vía declaración de la renta no alcanza a cubrir más que el 20% de los que la iglesia realiza en distintos aspectos.
Y, además, el pobrecico ve venir tiempos peores, cuando, a partir del próximo ejercicio fiscal, ya no se financien a través del IRPF, sino de las donaciones que directamente les hagan las personas dispuestas a ello. Creo que se avecinan excelentes tiempos para las agencias de publicidad y marketing y pésimos tiempos para las y los ciudadanos que empezaremos a hartarnos de recibir folletos y llamadas de teléfono queriéndonos vender la moto.
Antonio Algora, chiquitín él, echa la cuenta de la vieja y para alcanzar esa cifra no tiene inconveniente en considerar como ahorro al Estado... ¡la facturación de los colegios católicos concertados! Por decir barbaridades, y ya puestos, también se ha despachado insinuando que la iglesia católica es una especie de bien social que hay que mantener y mimar... con dinero, mucho dinero. Al pobre no le salen las cuentas (claro, no me extraña, echándolas como las echa) y le queda un déficit pasmoso de un 80% de sus gastos, pues el pobre cree que lo que le llega vía declaración de la renta no alcanza a cubrir más que el 20% de los que la iglesia realiza en distintos aspectos.
Y, además, el pobrecico ve venir tiempos peores, cuando, a partir del próximo ejercicio fiscal, ya no se financien a través del IRPF, sino de las donaciones que directamente les hagan las personas dispuestas a ello. Creo que se avecinan excelentes tiempos para las agencias de publicidad y marketing y pésimos tiempos para las y los ciudadanos que empezaremos a hartarnos de recibir folletos y llamadas de teléfono queriéndonos vender la moto.
Comentarios
madre del amor hermoso...si en Valladolid disponían de esta cantidad para invertir, que no tendrán en Madrid, por ejemplo??
Que le pagen sus fieles. Digo yo, que si tantos son, se van a forrar...
¡Saludos!
Por otro lado, es totalmente cierto que la Iglesia ahorra al estado mucho dinero, empezando por los colegios concertados.
Respecto al punto del catecismo que se recuerda, hace referencia al pago de impuestos. Imagino que tu también estarás a favor de que se paguen ¿no?
Un saludo
Los colegios concertados no ahorran nada al Estado, sino que le suponen un gasto adicional. El Estado no es una empresa que deba dar beneficios, sino la representación legal y administrativa del conjunto de las y los ciudadanos de un país. Sus presupuestos deben reflejar un criterio (que es de signo político, sin duda) respecto a qué necesidades atender y unos medios para atenderlas.
Si un Gobierno decide que la educación de las y los ciudadanos en edad escolar o en edad adulta no es una cuestión del Estado (o sea, de toda la población organizada para dar satisfacción a sus necesidades), deberán ser esos ciudadanos quienes consideren si el partido que cree eso debe seguir gobernando o no.
Si deciden mayoritariamente que no, que debe gobernar un partido o conjunto de partidos que crean y defiendan que la educación debe ser asumida por el Estado, entonces el Gobierno debe dotar al Estado de los medios financieros y materiales para hacer realidad esa apuesta.
Que, además de la garantía de educación que el Estado ofrezca, ciudadanos a título privado quieran organizarse su propia educación, es algo que estoy de acuerdo en no prohibir, pero que creo que no debería ser subvencionado.
Para ir más al grano, los colegios privados han hecho siempre y pretender seguir haciendo un negociazo con las subvenciones por plazas concertadas. De hecho, siempre ha habido colegios que han dependido de ellas para subsistir. Y yo no veo por qué hay que subvencionar entre todos los deseos de unos cuantos (¡ojo!: los deseos, no las necesidades, que si se tratase de esto último, daría igual que las tuviera una minoría, también habría que ver la forma de darle satisfacción).
En definitiva: estoy de acuerdo en pagar impuestos (otra cosa es lo bien o mal que se use el dinero con ellos recaudado) y estoy convencido de que el Estado no debe dar superavit, como Aznar tuvo tan a gala. Si lo da, es señal que no se está gastando lo que debiera en el bienestar de la ciudadanía.
Es de sobra conocido que la factura que el Estado paga a los centros concertados es inferior al coste que le supondría atender directamente la educación de los estudiantes de estos centros.
No olvides que el acceso a la educación concertada está regulada por la ley. Y los padres tienen derecho a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos. Por eso creo que es bueno que haya variedad. (esto no tiene nada que ver con las finanzas, pero lo meto por gusto)
Un saludo
Saludos desde el agua
Efectivamente, el Estado no hace todos sus deberes porqeu no tiene todos los centros públicos de enseñanza que debiera. Le resulta más cómodo, y de paso mata dos pájaros de un tiro, tirar de colegios que ya existen. Yo no estoy de acuerdo con ello y así lo expongo: hay queinvertir (no gastar) en más infraestructura educativa (no sólo colegios) e ir abandonando los conciertos con instituciones privadas. Lo mismo es aplicable, evidentemente, a la sanidad.
Hay quien objeta: "¡pero se vuelve impagable...!" Pues no, no es impagable. Es pagable con el mismo dinero que se usa en otras cosas. Es un problema de elección: tengo tanto dinero, me lo gasto en esto o en esto otro.
Un saludo.
Y que conste que no estoy en contra de una política social bien entendida, del llamado Estado del Bienestar, pero desde luego tiene delito que se sigan aún diciendo banalidades sobre la Iglesia como la que se dice en este post.
Id cualquiera de vosotros al Tercer Mundo a pringaros con la pobreza como sí hacen los misioneros. Yo tampoco lo haría, pero al menos no me quejo del que sí lo hace y que pide para que esa labor (labor SOCIAL, señores, y también espiritual y humana en un sentido muy amplio) pueda seguir manteniéndose.
Nadie os exige que la Iglesia os tenga que gustar, pero respetad lo que no conocéis.
¿O es que no hay jerarquía y reparto de papeles en la estructura del Estado?
Parece mentira la de topicazos que hay que seguir oyendo a estas alturas.