Con mejores carreteras tambien habrá menos llanto

El responsable de la Dirección General de Tráfico, Pere Navarro, dijo al comenzar la cuenta atrás de muertos que todo periodo vacacional y puente que se precie nos deja a los españoles en la maleta, que terminar la presente Operación Semana Santa con menos de 100 muertos sería un éxito. Al ritmo que llevamos justo antes de la traca final, parece extremadamente improbable que pueda felicitarse él ni nadie.

Navarro se ha convertido, desde su acceso al cargo de director de ese servicio, en un innovador que comprendió desde el principio el valor de la comunicación profesional para convencer y acostumbrar a los españoles a la necesidad de mejorar sustancialmente su comportamiento al volante. Lanzó, con ese criterio, campañas muy impactantes y está detrás de leyes como la del carné por puntos, que sin duda están ayudando sensiblemente a la rebaja de la siniestralidad provocada por la conducción inadecuada.

Lo que Pere Navarro no reconoce nunca claramente es que la siniestralidad no se debe únicamente a la mala conducción, sino también, y a veces de manera determinante, al pésimo estado de mantenimiento de las carreteras públicas desde hace mucho tiempo, tanto en lo que al firme se refiere como a la señalización o el trazado de las mismas. Recientemente, el Supremo se lo ha recordado indirectamente al dar la razón a los familiares de dos muertos en un accidente de tráfico, reconociendo que su muerte se debió en parte fundamental al mal estado del firme por el que transitaba el vehículo de los accidentados. Entidades dedicadas en exclusiva a todo lo relacionado con el automóvil, como el RACE o el RACC, lo recuerdan con frecuencia también.

Y esto, sin embargo, no recibe la atención que se merece por parte de la Administración. Tanto es así que ya se hace sospechoso el abandono de las vías públicas, sobre todo cuando se compara con la proliferación de autopistas de pago concebidas como clara alternativa a unas carreteras gratuitas sobrecargadas y abandonadas en su mantenimiento. Esto no es responsabilidad de Pere Navarro, claro está, pero no vendría mal que él mismo se hiciera eco de estas necesidades en sus campañas publicitarias.

Estamos acostumbrándonos a circular o bien con grave riesgo de nuestra integridad por vías públicas gratuitas, o bien con mucha mayor seguridad por vías de pago (y de mucho pago, diría yo). El horizonte que ello nos perfila es el de un flanco más en el que se diluye el Estado del Bienestar, ese reino de la inversión pública al servicio de todos, ese paraíso de la redistribución de la riqueza que, sin decirlo en voz alta, cada vez les molesta más a más empresarios y a más políticos.

Comentarios

Maripuchi ha dicho que…
La anécdota que voy a contar no tiene mucho que ver con lo que ha relatado usted, don AF ¿o quizás sí?

Hace dos navidades anunciaban nieve en abundancia. La recomendación de la DGT y de protección civil fue: "no viajen ustedes". Pero, alma de cántarus, cómo no se va a viajar en Navidad ... si hay que volver a casa, como el turrón.

Efectivamente, nevó.
Como de costumbre, la A-1 a su paso por la provincia de Burgos se colapsó. La autopista A-68 Zaragoza-Logroño-Bilbao, en sus maravillosos neones anunciaba: precaución, nieve! .. pero ni una sola reseña a que Burgos (provincia) estuviera cortada al tráfico.
Nos metimos en una ratonera.

¿dónde estaban las quitanieves? ahhhhh Castilla-León le echa la culpa a protección civil. Protección civil dice que la culpa es de los que viajábamos.
Pero ni una quitanieves. Ni un anuncio señalando que no nos metiéramos en la autopista que ya estaba cortada.

Logramos dar la vuelta (milagrosamente, porque hubiéramos pasado la noche al raso) y confirmamos por teléfono que la A-2 (Zaragoza-Madrid) estaba expedita.

Logroño-Burgos-Zaragoza ... en la A-2, los neones anunciaban que el tráfico estaba CORTADO para los camiones, sin embargo, no hacíamos más que ver camiones y camiones.
A la altura de Arcos de Jalón (Soria, casi ya en Guadalajara) otra mega-retención.
Hasta aquí, pensamos. Pero no, lenta, muy lentamente, avanzamos hasta un punto de control de la Guardia Civil. Había hielo en la carretera y avisaban a los conductores. Sin más. Estaba mal, pero se podía pasar sin cadenas.

¿Dónde estaban las quitanieves? ¿Dónde estaba la sal?

Pasamos de ese punto y al poco, nos adelantó un trailer que debía ir a 80 o 90 km/h ...

Yo puedo tener cuidadín. Puedo ir con cadenas. En un viaje ineludible (que se lo preguntaran si no al día siguiente a mi jefe).
Pero si Protección Civil, las sucesivas juntas comunitarias (en mi caso, tengo mil quejas contra la de Castilla y León, no sé por qué, pero siempre les pasa igual ... año tras año...), las autopistas de peaje (que, por supuesto, nos cobraron ... y hasta Zaragoza) funcionan así ... lo raro es que no haya más accidentes.