Un círculo no puede ser cuadrado (II)

El post anterior, con todo y ser bastante largo, no es más que la introducción a lo que realmente me importa decir en estos momentos. Partamos de donde lo dejé antes: es imposible cuadrar un círculo. Y hablando de política en la España actual, es imposible que quien por ideología, formación, educación y convencimiento se sitúa a caballo entre Franco y Rajoy, se comporte como un demócrata. En uno de los comentarios a la anterior entrada, Garib plantea que por qué no es posible encontrar una derecha civilizada, a la usanza de la que nos han acostumbrado a ver distintos países europeos (supongo que por ahí va la cosa).

Y yo respondo que, básicamente, esa imagen ideal que tenemos de una derecha civilizada, mera defensora por medios exclusivamente democráticos de unas opiniones que, simplemente, son más conservadoras que otras, no se corresponde con ninguna realidad. No existe esa derecha como tal segmento organizado y significativo. Pueden existir (seguro que las hay) personas que son así, pero no hacen granero.

En España hubo una generación de políticos de derecha que marcaron un hito porque fueron quienes compusieron la plana mayor de los negociadores de la Transición. Eran quienes miraban por la ventanas de los edificios grises. Suárez, Herrero de Miñón, Gutiérrez Mellado... Rafa Almazán ha mencionado a más de los que yo recuerdo en otro comentario de la primera parte de este larguísimo post. Pero esa generación pasó a la historia. Y, mire usted por dónde, quienes les sustituyeron no avanzaron un paso más en la cultura democrática, sino que dieron un paso atrás en dirección al franquismo del que muy mayoritariamente provenían, por educación o por vivencias propias. No olviden que quien capitaneó la nave que transportó a Aznar desde las olvidadas islas de Castilla y León hasta los grandes puertos continentales, fue ni más ni menos que el incombustible Manuel Fraga, Carnicerito de Vitoria.

Y Aznar honró a su mentor reconduciendo una política temblona y perdida, una política que quería estar lejos del pecado nefando del franquismo, pero que no sabía cómo hacerse a sí misma sin la voz de mando de un buen sargento chusquero. Y la recondujo con toda la sencillez del mundo hacia el único sitio en que los temblores y las dudas se deshacían y renacía, triunfante, el víctor franquista de los mejores momentos. Y, llegado a esas playas, encontró a miles de náufragos que habían sido abandonados allí por la derecha de la Transición. Encontró a los falangistas con camisa y sin ella, a la caterva olvidada pero con los dientes afilados y la garganta intacta. Una turbamulta ansiosa de que alguien les diera una bandera que volver a llevar y un Valle de los Caídos en que volver a concentrarse.

Y es que, en cierto modo, la derecha vuelve a su ser y se demuestra que los políticos antes mencionados no fueron sino flor de una Transición, curiosidades del Museo de los Horrores genético-políticos.

Y por eso ahora vemos que, tanto da si hablamos de periodistas, de políticos, de deportistas o de jueces y fiscales, cada vez se da menos entre estos profesionales la ponderación y el sentido democrático (es decir, carente de la tentación de aplastar al que piensa diferente, aunque se esté en situación de hacerlo). Cada vez puede más en ellos su orientación ideológica (que no política, muchas veces). Como consecuencia, cada vez es más frecuente la dicotomía derecha / progresistas. Si hablamos de periodistas, se definen de una manera los de El País o la SER, y de otra contraria los de El Mundo o La Razón. Si se trata de deportistas, descubrimos que hay un Olegué y un Capello. Si de jueces y fiscales, los hay que no acusan para que no se juzgue y quienes absuelven a quien no es acusado.

Una vez más, no se puede cuadrar el círculo, mucho más perfecto que el cuadrado. Vence siempre la absoluta pureza de líneas de la derecha española. Una derecha sin ángulos, una derecha de ésas que cuando besa, es que besa de verdad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No entiendo por qué cada vez que hablais de la derecha tenéis que hablar de Franco.
De verdad, ... es muy aburrido. Parece que la izquierda no utilizó nunca la violencia. Franco ganó la guerra. Si la hubiera ganado la república hubieramos tenido una dictadura comunista.
Daniel Isaac ha dicho que…
(perdón AF, es en respuesta al primer comentario...)
Anónimo ha dicho que…
Tiene razón el anónimo. Empiezan a labrarse ellos mismos un montón de razones para que hablemos de ellos.

Es, con diferencia, el peor y más extremista centro-derecha de Europa (y lo de centro va con recochineo)

Saludos
Maripuchi ha dicho que…
Y la prueba está en que puedo estar más o menos de acuerdo con algún planteamiento de Sarcozy o de Merckel ... (que más bien son menos), pero siempre encuentro algún punto de convergencia con ellos.

Sin embargo, ni un sólo punto me une al PP en España. Ni uno.