Una manifestación muy grande y con pocas consecuencias
Muchísima gente en la manifestación de hoy convocada por el Foro de Ermua. La guerra de cifras puede darse esta vez, a diferencia de lo ocurrido con la del pasado 13 de enero, porque la Comunidad de Madrid ha decidido decir un disparate como que a la de hoy han acudido 1,5 millones de personas. Éso supone casi diez veces más público que en la anterior. Y, hablando de gente, la cosa es fácil: diez veces más personas ocupan, como mínimo, diez veces más espacio. Digan, pues, quienes mantengan esa cifra, desde dónde hasta dónde había un caudal constante de público que justifique esa medición.
Comienzo la nota con el aspecto que muchos dirán que es más trivial por el simple hecho de que no lo es. Nada de trivial. Dada la confrontación que no cesa entre las dos mitades en que se está dividiendo la sociedad española (con cada vez menos gente en medio) y dada la mutua belicosidad entre ambas, lo primero que hace cada cual es contarse, saber cuántos somos.
Los diarios españoles (1) (2) (3) de más tirada no han querido mojarse, conscientes de esa importancia, y se han limitado a hablar, hasta el momento, de "decenas de miles" de asistentes. La prensa diaria internacional más relevante ha hecho, prudentemente, lo mismo (la que a las 21'20 horas había publicado algo, porque yo sólo he encontrado referencia en Le Monde). Sólo los medios no objetivos (La Razón y Libertad Digital, entre ellos) se han atrevido a citar en titulares la cifra dada por la Comunidad.
A mí me queda la sensación de que ha habido, como decía al principio, muchísima gente. La suficiente para que el PP pueda recuperarse de lo más grueso del varapalo que le supuso la manifestación del 13 de enero. Inmediatamente después de aquélla, la izquierda en general cantó victoria y experimentó un subidón de moral que se notó mucho en el debate subsiguiente en el Parlamento. Encuestas realizadas en ese momento arrojaron el resultado de que el PP había perdido muchos puntos en valoración positiva de la gente por su actitud entre el atentado de ETA el 30 de diciembre, y la manifestación del 13 de enero. Asimismo, quedó clara la derrota sin paliativos que Rajoy sufrió a manos del resto de fuerzas políticas en el debate parlamentario.
¿Puede hacer ahora el PP lo mismo? ¿Puede experimentar, a causa de esta manifestación, una subida en la valoración de la ciudadanía? Creo que no. Vayan aquí algunas razones:
1. Los ánimos se han templado relativamente después de los resultados arrojados por esas encuestas. Esta manifestación era muy importante para la derecha, pero no tanto para la izquierda ni, me atrevo a presumir, para la gente no encuadrada en ninguno de los dos sectores políticos. Si a la manifestación hubieran acudido sólo 50,000 personas (cosa imposible, habiendo puesto el PP todo su aparato propio y ajeno a trabajar a fondo), la izquierda habría podido aprovechar en su beneficio esa diferencia de cifras con la manifestación del 13E. Siendo más o menos iguales, la derecha no podrá hacer lo mismo salvo para consumo interno.
2. Se ha hecho evidente, a raiz del debate parlamentario, el giro del PP hacia una actitud de mayor prudencia y menor belicosidad. Las declaraciones han estado en un tono similar, pero se ha gritado menos. Es el síntoma claro de que la derecha se ha resentido de la derrota cosechada el 13 y el 16 de enero. En esas condiciones, se puede aprovechar mucho peor cualquier éxito de cifras, salvo que al mismo tiempo, ese éxito implicara un fracaso directo para la izquierda. No es el caso, porque la izquierda no ha hecho campaña contra la manifestación de hoy, y por ello no tiene derrota que cosechar.
3. El Gobierno ha dado claras muestras de querer pasar página en el libro de la negociación, y mucha gente que podía sentirse especialmente resentida contra el PSOE por la política seguida respecto a ETA, ha podido calmar su inquina viendo que las cosas parecen discurrir más a su gusto.
Todas estas razones son las que me llevan a creer que la manifestación de hoy no va a tener consecuencias significativas fuera del círculo de la derecha. Cualquiera puede entender que la cifra de personas de esa ideología actualmente en España, es muy grande. No es extraño, por lo tanto, que pueda reunir a una gran cantidad de asistentes en una manifestación exhaustivamente preparada.
La cuestión ahora es cómo interiorizará el Gobierno todo ésto. Si tiene la cabeza fría no se dejará llevar por los cantos de sirena y no dará tanta cancha al PP. No lo necesita. En sentido inverso, es tarea de una izquierda hoy por hoy minoritaria, explicar a la sociedad y convencerla de que hay que retomar el diálogo no con ETA, sino con aquellos sectores del nacionalismo radical vasco dispuestos a dejar las armas. Por ahí sí que podrá venir la paz en este país.
Comienzo la nota con el aspecto que muchos dirán que es más trivial por el simple hecho de que no lo es. Nada de trivial. Dada la confrontación que no cesa entre las dos mitades en que se está dividiendo la sociedad española (con cada vez menos gente en medio) y dada la mutua belicosidad entre ambas, lo primero que hace cada cual es contarse, saber cuántos somos.
Los diarios españoles (1) (2) (3) de más tirada no han querido mojarse, conscientes de esa importancia, y se han limitado a hablar, hasta el momento, de "decenas de miles" de asistentes. La prensa diaria internacional más relevante ha hecho, prudentemente, lo mismo (la que a las 21'20 horas había publicado algo, porque yo sólo he encontrado referencia en Le Monde). Sólo los medios no objetivos (La Razón y Libertad Digital, entre ellos) se han atrevido a citar en titulares la cifra dada por la Comunidad.
A mí me queda la sensación de que ha habido, como decía al principio, muchísima gente. La suficiente para que el PP pueda recuperarse de lo más grueso del varapalo que le supuso la manifestación del 13 de enero. Inmediatamente después de aquélla, la izquierda en general cantó victoria y experimentó un subidón de moral que se notó mucho en el debate subsiguiente en el Parlamento. Encuestas realizadas en ese momento arrojaron el resultado de que el PP había perdido muchos puntos en valoración positiva de la gente por su actitud entre el atentado de ETA el 30 de diciembre, y la manifestación del 13 de enero. Asimismo, quedó clara la derrota sin paliativos que Rajoy sufrió a manos del resto de fuerzas políticas en el debate parlamentario.
¿Puede hacer ahora el PP lo mismo? ¿Puede experimentar, a causa de esta manifestación, una subida en la valoración de la ciudadanía? Creo que no. Vayan aquí algunas razones:
1. Los ánimos se han templado relativamente después de los resultados arrojados por esas encuestas. Esta manifestación era muy importante para la derecha, pero no tanto para la izquierda ni, me atrevo a presumir, para la gente no encuadrada en ninguno de los dos sectores políticos. Si a la manifestación hubieran acudido sólo 50,000 personas (cosa imposible, habiendo puesto el PP todo su aparato propio y ajeno a trabajar a fondo), la izquierda habría podido aprovechar en su beneficio esa diferencia de cifras con la manifestación del 13E. Siendo más o menos iguales, la derecha no podrá hacer lo mismo salvo para consumo interno.
2. Se ha hecho evidente, a raiz del debate parlamentario, el giro del PP hacia una actitud de mayor prudencia y menor belicosidad. Las declaraciones han estado en un tono similar, pero se ha gritado menos. Es el síntoma claro de que la derecha se ha resentido de la derrota cosechada el 13 y el 16 de enero. En esas condiciones, se puede aprovechar mucho peor cualquier éxito de cifras, salvo que al mismo tiempo, ese éxito implicara un fracaso directo para la izquierda. No es el caso, porque la izquierda no ha hecho campaña contra la manifestación de hoy, y por ello no tiene derrota que cosechar.
3. El Gobierno ha dado claras muestras de querer pasar página en el libro de la negociación, y mucha gente que podía sentirse especialmente resentida contra el PSOE por la política seguida respecto a ETA, ha podido calmar su inquina viendo que las cosas parecen discurrir más a su gusto.
Todas estas razones son las que me llevan a creer que la manifestación de hoy no va a tener consecuencias significativas fuera del círculo de la derecha. Cualquiera puede entender que la cifra de personas de esa ideología actualmente en España, es muy grande. No es extraño, por lo tanto, que pueda reunir a una gran cantidad de asistentes en una manifestación exhaustivamente preparada.
La cuestión ahora es cómo interiorizará el Gobierno todo ésto. Si tiene la cabeza fría no se dejará llevar por los cantos de sirena y no dará tanta cancha al PP. No lo necesita. En sentido inverso, es tarea de una izquierda hoy por hoy minoritaria, explicar a la sociedad y convencerla de que hay que retomar el diálogo no con ETA, sino con aquellos sectores del nacionalismo radical vasco dispuestos a dejar las armas. Por ahí sí que podrá venir la paz en este país.
Comentarios
Acostumbran a tener una independencia de criterio que se agradece. Y tienen una metodología de la que debería apender la Comunidad de Madrid.
El problema, para ser sinceros, es que esos símbolos siempre han sido suyos. Quienes podrían llamarse más centristas son los que pueden sentirse más preocupados por ello, ya que ellos sí habrán considerado siempre suyos, seguramente, esos símbolos. La izquierda los admitió poco a poco, pero en muchos casos como un mal necesario.
A mí personalmente, que nunca he tenido un especial amor por esos símbolos (es una forma de hablar), lo que me preocupa es que la izquierda no tenga los suyos. De esta forma, quienes nos sentimos de izquierdas nos vemos obligados a defender unos símbolos que no terminamos, en muchos casos, de sentir como nuestros.
1. No se lo creen ni de coña los del manifestometro. O quitan manifestantes a esta o se los sumaron a la otra. Eso se puede ver en lo del bypass: es incomprensible que cuenten calles que están a dos manzanas de la Puerta de Alcalá en el caso del 13e. Y si estuvieron allí de verdad habrían reflejado que los jardines de Recoletos estaban repletos de gente así como los laterales -en sus gráficos no aparecen. Y luego un hecho objetivo: el 13e la cabecera llegó sin problemas a la Puerta de Alcalá y ayer tuvieron que habilitar un pasillo desde Cibeles porque si no no llegaban.
2. Aquí nadie se apropia nada, hermanos. La gente acudió -acudimos- con la bandera española que siente -sentimos- como suya -como nuestra. Si la izquierda no la siente como suya o no la quiere utilizar allá ella. ¿El himno? Somos españoles y no sé porqué razón no habríamos de escucharlo en un acto donde se reúnen españoles.
3. Y sí, hubo muchísima gente. Más que el 13e, muchísima más. Y eso es algo que debería preocupar a la izquierda. Si este gobierno consigue que los de derechas salgamos a la calle -con lo poco que nos gusta- es que algo está haciendo rematadamente mal. Y si encima salimos más que los de la izquierda...
Por otro lado fue una manifestación cojonuda. Miles de banderas de España sin que juegue la selección. Una maravilla. En mi humilde blog comento mis impresiones.
Respecto a la cifra de manifestantes, en mi nota empiezo diciendo una frase que supongo suficiente en cuanto a reconocimiento se refiere: me parece que hubo muchísima gente. Ahora bien, ¿más igual o menos? ¿De verdad cree usted que la gente de la manifestación de ayer ocupaba diez veces más espacio que la del 13 de enero, con la misma densidad? Realismo, Don Imperialista, realismo (que no monarquía).
En cuanto a lo de los símbolos, completamente de acuerdo con usted. Para mí no supone un problema que saquen ésos a pasear, porque no termino de sentirlos como míos del todo. La razón es, precisamente, que, a pesar de no estar el aguilucho (bueno, en algunas, porque en otras reconocerá usted que los de la AVT parece que lo tienen de mascota: lo sacan a todos lados), asimilo esta bandera mucho más a Franco que a esta democracia. Será una cuestión de edad, comprendo que a la gente que nació a mediados de los setenta o más tarde, no le pase eso mismo.
Y respecto al último punto, ya digo que a buen seguro esta manifestación no traerá consecuencias especialmente negativas para la izquierda. Las traerá positivas para la derecha, pero no más allá de ese consumo interno. En fin, está ya dicho en el post, no quiero repetirme.
Pero sí le hago una puntualización: la derecha en este país se dispuso a salir a la calle desde el día siguiente a ganar el PSOE las elecciones (habría que decir más bien "desde el día después de perderlas la derecha"). No empezaron las manifestaciones por un desacuerdo con tal o cual política del Gobierno, sino por el hecho de que el Gobierno estaba en manos distintas de las de ustedes.
Éso equivale a no reconocer la derrota, pero sin decirlo. Cada cual que le ponga nombre a esa actitud.
Aparte de todo ésto, agradezco muchísimo sus comentarios. Estoy tentado de decir que me siento muy honrado porque los mantenga usted. No sé si resistiré la tentación...
¿Sin consecuencias?
Yo diría que la megamani del 3F ha dejado en un simple meeting funcionarial lo del 13E.
La polarización se hace más patente y los partidos alineados con ZP cada vez lo tendrán más difícil para desalinearse.
Las víctimas lo han dejado claro: lo del asesinado al hoyo y De Juana al bollo se acabó. O estás contra ETA o con ETA.
Aviso para el poder judicial. Las víctimas reclaman justicia, pasando por encima del poder ejecutivo. Independencia frente a los gobiernos.
También se ha demostrado que se puede escuchar el himno nacional sin el borbón. Aviso para navegantes borbonitas.
¿Donde estabas Juancar? No estabas con las víctimas de ETA. ¡Ah! Estabas con ZP ¡Ausente! Como cuando el 11M.
Aunque nos pese a algunos, y a otros nos pueda parecer una soberbia chorrada, ultimamente la derecha esta escrupulosisima con la ley,asi pues en la manifestación se incurrió en una ilegalidad.
La verdad es que me parece anecdótico, pero tampoco me gusta que se haga gala de cometer un delito tiñendolo de libre patriotismo.