Una estrategia derechista para el cambio climático

Desvelados ya los principales elementos de la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia (cuyo nombre resulta conceptualmente confuso y debería tener unas siglas en consonancia: 2eCaClimEL), destaca la miope y derechista solución que el Gobierno de Zapatero -ése que muchos tienen conceptuado como radical de izquierda- pretende dar al problema del desastre ambiental.

Medidas como la penalización en términos monetarios del consumo energético o de las potencias más altas en los motores de automóviles son, como desde siempre ha denunciado la izquierda de verdad, una forma no de solucionar los excesos energéticos, sino de convertirlos en privilegio económico de una élite cada vez menor.

Muchos dirán: "Pero lo que está en juego es el planeta. No importan ahora esas pequeñeces" Pues muy bien, como lo que importa es el planeta, seamos drásticos, que con el planeta no se juega: limitemos el consumo energético y de recursos a todos por igual. Nadie podrá consumir más de tal o cual número de kilovatios; nadie podrá consumir más de tantos litros mensuales de combustible para el automóvil; nadie podrá consumir más de tantos litros de agua. Pero no, claro, eso significaría echarse encima a los poderosos.

En cuanto a la energía eléctrica, si en los últimos años se había dado un despegue evidente del consumo (reforzado de manera importante por los aires acondicionados en verano en las zonas más calurosas, y en general por el aumento de los aparatos electrodomésticos), a partir de ahora se pretende penalizar éste de tal forma que, imagino yo, las personas con menos capacidad económica deberemos jorobarnos y pasar calor, mientras que los más ricos podrán seguir disfrutando de la comodidad con la misma preocupación, porque la penalización no les supondrá tanto.

Los poderosos tienen que poder consumir tanta electricidad como están consumiendo, o más; tanta gasolina o más, tanta agua para sus piscinas y campos de golf, o más. Tendrán que pagar por ello, pero no les importará... para eso son ricos, para que se note. Que últimamente se iba notando poco porque casi cualquier mindundi podía tener piscina, aunque fuera comunitaria, y aire acondicionado en toda la casa, y un A6 a la puerta...

Este mismo principio del beneficio mayor para los más ricos se verifica en otros asuntos: en Murcia se ponen a ahorrar agua y yo quiero traérmela a Madrid para campos de golf o para urbanizaciones totalmente prescindibles. Yo reciclo los envases y me molesto en tener cada vez más recipientes de separación (dentro de poco será necesario contar en la casa con un cuarto de basuras, con al menos tres metros cuadrados), y la industria de todo tipo cada vez se muestra más descomedida en el uso de todo tipo de plásticos, cartones, etc. para los envases, sin otro fin que el de cubrir objetivos de marketing.

A mí no me vale. Parezca lo que parezca, voy a empezar a aplicar la máxima de "o todos ponemos más o menos lo mismo para salvar el planeta, o que el planeta se vaya a la mierda para todos".

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estoy contigo.
Gracchus Babeuf ha dicho que…
Me interesa mucho su punto de vista. Le solicito permiso para copiar y pegar, y para modificar su texto. ¿Ve Usted relación con los limitadores de velocidad en los coches? ¿Con la imposibilidad de pasar la ITV a vehículos ecológicamente insostenibles? (Véase Hummer)...
Daniel Isaac ha dicho que…
...ay Antonio, que razón tienes...
Si el gobierno de zapatero se lo tomara en serio debería empezar por las grandes industrias y las macro zonas de ocio; campos de golf, parques tématicos, super spa!
y cosas de este tipo.
Mire, se me poce los pelos como escarpias cad vez que veo el anuncio horrendo de MARINA D'OR, con el balneario más grande de europa( y el más cutre)...
De verdad que este es un momento para coger el toro por los cuernos; que la administración sea la primera en dar ejemplo con sus edificios y actuaciones...Y luego a por los grandes contaminantes,con políticas de pedagogía medioambiental...Y CON SANCIONES QUE SE CAGUE LA PERRA.

Bona nit!
AF ha dicho que…
G.Babeuf:

No entiendo muy bien la referencia a los limitadores o al Hummer. No sé si es irónica o no. En cualquier caso, mi coche tiene limitador y regulador de velocidad y yo lo uso; y, respecto a un vehículo como el Hummer, no es que crea que hay que penalizarlo por consumir la barbaridad que consume, sino que habría que prohibir su distribución, por resultar un atentado contra el cuidado responsable de las fuentes de energía.

Estoy por la labor de educar para tener una conciencia ecológica, empezando por nosotros mismos (no sólo a nuestros hijos, quiero decir). Pero no me parece de recibo que se pretenda que unos practiquemos la ecología a costa de renunciar a comodidades que el propio sistema nos ha vendido a lo largo de toda nuestra vida consciente (yo diría que ha hecho algo más que vendérnoslas: nos las ha metido a presión en el coco), mientras otros pueden, pagando una cantidad que les resulta prefectamente practicable y que al resto nos resulta prohibitiva, seguir dándose esos lujazos.

Lo ideal para mí es que deje de malgastarse la energía y que se deje de contaminar con ello. Pero no creo que deba dejarse el logro de este objetivo a la selcción económica.

En cualquier caso, puede cortar y pegar de mi texto y cambiar lo que quiera donde quiera, siempre que deje claro qué partes son las originales escritas por mí.

Un abrazo.
Mendiño ha dicho que…
Más que de prohibir, yo soy más partidario de incrementar los precios fuertemente de aquellos artículos que sean poco eficientes energéticamente (por ejemplo, la absurda moda de los todoterrenos).

Siempre habrá ricos que quieran presumir de su dinero (para eso lo roban) y tener un coche que despilfarre el combutible. Bien. Que lo paguen bien pagado.

Que devuelvan a la sociedad parte de lo que han robado.

Lo mismo reza para las piscinas, campos de golf y demás usos suntuarios del agua. Quien quiera derrocharla...que la pague.

Eso se puede hacer mediante tarifas proporcionales a las necesidades (difícil de aplicar en la práctica) o poniendo unas tarifas conformes al coste económico y ecológico del agua y de la energía, y devolviendo en la declaración de la renta a cada ciudadano lo que se considera que el Estado ha recaudado de más por un consumo mínimo correspondiente a cada ciudadano.

Lo que parece un despropósito es que el Estado subvencione los derroches de electricidad fijando unas tarifas por debajo del coste de producción.

Debe salir rentable el ahorro, debe salir muy gravoso el despilfarro.
AF ha dicho que…
Mendigo:

No estoy de acuerdo contigo esta vez. Tú dices: "Siempre habrá ricos que quieran presumir de su dinero (para eso lo roban) y tener un coche que despilfarre el combutible. Bien. Que lo paguen bien pagado". Y yo creo que hay formas muy estandarizadas de cobrar a los ricos todo eso: los impuestos.

Como bien dice hoy Gracchus Babeuf en su blog, reducir impuestos no es progresista. Los impuestos son la expresión más concreta de la solidaridad social, siempre que se usen para redistribuir la riqueza en forma de servicios públicos a los que puedan acceder los más necesitados.
Mendiño ha dicho que…
mmm, he debido expresarme mal

Yo no hablo de reducir impuestos. Muy al contrario, propongo aumentar fuertemente la carga fiscal sobre los hidrocarburos, y crear otras para las otras formas de energía (electricidad), para el agua, para el uso del papel...

Es decir, gravar al que más consume.

Eso sí, para asegurar que no hacemos daño a las economías más débiles, tenemos que devolver de alguna forma ese tanto que hemos tomado de más. Una especie de mínimo energético vital que debiera ir sin impuestos y que, por comodidad, se devuelve al ciudadano en la renta. Es una cantidad fija que compensa los impuestos pagados por el mínimo que se supone que un ciudadano responsable y ahorrador gasta de agua, energía, carburante. Recibiría la misma cantidad el que ahorra que el que derrocha.

Así, cuanto más gastes de un bien que es caro, más te cuesta (lo bueno de los impuestos indirectos al consumo es que en sí mismos ya tienen la proporcionalidad, sin necesidad de tramos).
AF ha dicho que…
Mendigo:

Se está quedando esto un poco pasado, pero me parece muy interesante contestarte, por el interés de lo que planteas.

Ya entiendo que propones regular esto no mediante los impuestos, sino mediante los precios progresivamente más caros en función del aumento del consumo.

Lo que ocurre es que, quizás con una visión muy tradicional de izquierda, no lo niego, cuando se utiliza la política de penalizar el consumo mediante un aumento progresivo de precios, quien sale ganando es el más rico, que, aunque le cueste más, puede pagárselo y puede, por tanto, consumir lo que le apetece. En cambio, el más pobre puede llegar a no consumir o a consumir muy poco de lo que sea.

Si estuviéramos hablando, qué se yo, del tabaco, pues no me parecería mal, porque ni siquiera cuando era fumador de tres paquetes diarios me parecía que fuera un bien de primera necesidad. Si la culpa de todo la tuviera el tabaco, no me preocuparía que la política gubernamental fuera gravar su consumo progresivamente. Si eso me hubiera llevado a dejar de fumar o a fumar muy poco, lo habría asimilado como un mal menor.

Pero aquí estamos hablando de energía y de agua, básicamente. Dos cosas de "necesidad 5 estrellas", más que de "primera necesidad". Y ahí es donde ya no me parece bien que el sistema sea simplemente que pague más quien más consume.

Todavía no ha llegado el momento, pero no creo que nadie pueda ahora acusarme de hacer ciencia ficción si digo que en un futuro cercano (30 años vista, por ejemplo), las dos cosas serán un bien escaso. Y, al mismo tiempo, un bien supernecesario. ¿Qué pasará entonces si todos hemos tomado como costumbre permitir que alguien muy rico pueda pagarse un consumo exagerado, que sería necesario para otras muchas personas?
Mendiño ha dicho que…
Si, entiendo lo que dices.

De llegar un día que hubiera que racionar el agua o la energía, es evidente que tendrías razón.

Si no...habría que hacer números. Es más una cuestión de ajustar las tasas que de que tú o yo tengamos razón (que para el caso, queremos lo mismo).

Por ejemplo, a groso modo. Decuplicamos el precio del agua.

-¡Horror! Un vecino pasa a pagar 15.000 pelas al mes de agua. No problem, el estado le devuelve esas 180.000pts en la renta.

-Un rico quiere llenar su piscina: le cuesta 3 kilos, pero el estado sólo le devuelve las mismas 180.000. Se lo piensa muy mucho. Lo hace...estupendo, con ese dinero podemos hacer muchas cosas (subsanar averías en la red, p.ej.).

Con la energía igual. Basta con poner un precio tan alto que el beneficio económico compense el daño medioambiental. Sobreentiendo que ese beneficio se emplea en restituir el daño.

Bueno, es sólo una idea. Las medidas han de ser factibles de llevarse a cabo, y esta me parece la forma más directa, con menos trampas, que emplear escalas de tarifas, cuotas a cada familia...que se prestan más a la picaresca o a la injusticia.

Sí que es interesante el tema, si.

;)