Felices sueños, Aznar

José María Aznar tiene más cara que espalda. Pero no por lo que ustedes creen en estos momentos. Las declaraciones en tono jocoso sobre la inexistencia comprobada de armas de destrucción masiva en Irak son acompañamiento perfecto de la estatura moral y física de este señor. Aunque parezca extraño, a mí las declaraciones en sí mismas no me han alterado, porque se ve a las claras que ha buscado el momento más adecuado para él para reconocer el hecho. Pero antes o después iba a ocurrir.

Lo que me indigna es que lo haga en ese tono jocoso. Que se rodee de gente afín para escenificar un reconocimiento que le importa tres narices, y que le salga bien. Incluso que la gente parezca divertida al oirle decir esas gracias que dice, con ese salero con que las dice. Que, lejos de pedir perdón a alguien (sería fácil encontrar a quién, entre tantos a quien debe disculpas), se permita excusarse con esa ligereza.

Me lo puedo imaginar perfectamente vestido con ricas ropas medievales, sentado a una gran mesa repleta de manjares y amenizando el banquete de sus muchos invitados y aduladores. Un príncipe displicente que en su día tuvo el capricho de sentirse tan poderoso como otros vecinos suyos, y que para ello decidió acudir a una cruzada que nadie le había pedido y contra alguien que nada le había hecho.

Un príncipe destronado en un dorado exilio tras su derrota, rodeado de sus incondicionales y dedicado a aburrirles cotidianamente con el relato de sus ficticias heroicidades. Un príncipe soso y desmañado que sabe que ha de reír a carcajadas si quiere que sus invitados entiendan la indirecta y se pongan a reirle también las gracias.

Y así noche tras noche, hasta altas horas de la madrugada, cuando vencidos ya del sueño los cortesanos, derrumbados sobre la mesa y dormidos por los vapores del vino, el príncipe se aúpa en su silla y se deja caer al suelo, cuidando de no golpearse en la cabeza con el pico de la mesa. Y se va a la cama sacando pecho y riendo de nuevo sus propios chistes.

Felices sueños, mi príncipe.

- ¡Brurp!

Y buen provecho.

Comentarios

Daniel Isaac ha dicho que…
No se si estaba ante periodistas o ante sus antiguos compañeros de bachiller, la cuestión es que cuando después de decir las burradas que ha dicho( esto de que" todo el mundo creía que tenía armas de destrucción masiva"( todo el mundo no, pequeño engendro))
el público allí presente se pusiera a aplaudir...Qué asco...

( qué buena comparación la de su post, que buena...bravo)
Imperialista ha dicho que…
Quizá sobra la alusión a lo de "príncipe destronado": le recuerdo que se retiró voluntariamente de la presidencia del gobierno cumpliendo su compromiso de ocho años y yastá.

¿El resto del escrito? Lo esperado. Lo sorprendente sería reconocerle algún mérito a este trasunto de Belcebú (según la izquierda, claro).
AF ha dicho que…
Vale, voy a reconocérselo: intentó negociar con ETA.