Diálogo con el PP: no en mi nombre

El diálogo con ETA y su entorno no debería ser el único abandonado. Los terroristas han roto una tregua de una forma absolutamente condenable, y el proceso hacia el diálogo con ellos debe registrar inequívocamente ese hecho. Pero también el PP ha roto unas formas y unos pactos implícitos (y lo ha hecho continuadamente durante todo el proceso) de una forma condenable, motivo por el cual debería de romperse también el diálogo con ellos.

Toda la bilis y la saca de mentiras ofensivas que los dirigentes del PP han sacado a la luz día sí, día también, a lo largo de estos meses, junto a otras sacas de mentiras ya casi risibles en relación con el atentado del 11 de marzo, configuran un partido político indigno, cuya única función es estar en el poder y que no repara en nada para mantenerlo cuando lo tiene, o para conseguirlo cuando lo pierde.

Y con un partido de esas características no hay que dialogar. No hay que ofrecerle plataforma alguna para nada. Hay que aislarlo y reducirlo todo lo que se pueda, hay que perseguirlo legalmente y encarcelar, si es posible, a sus dirigentes, no por ser dirigentes políticos (que no lo son), sino por ser manipuladores y mentirosos contumaces.

Sobre esto sí que debo decir: diálogo con el PP, NO en mi nombre.