Pasiones inconfesables

¡Qué gran historia de pasión la de Lamela y los médicos! Como en los folletines y en las historias más románticas de amor, la relación entre ellos oscila del frío al calor, del olvido y la distancia displicentes, al abrazo próximo y húmedo. Cómenzó la legislatura Lamela enfrentándose a los médicos y destituyendo a algunos por aquello del ayudar al bien morir, y la va a terminar dándoles todo lo que le pidan, sin rechistar.

¡Ahí es nada, aumentos de más del 60% de retribución por hora trabajada, en muchos casos! Se trata, al parecer, de incrementos para gente como los MIR, que estaban cobrando en torno a 1.500 euros al mes. Esta cantidad, ciertamente, no es muy impresionante que digamos, si se toma en cuenta, como ellos mismos dicen, la responsabilidad que tienen. Pero también es verdad que, desde el punto de vista laboral, son trabajadores en prácticas y, vista así la cosa, no conozco a otros mejor retribuidos.

Está visto que no hay como ser un colectivo poderoso y estar unido en torno a un buen sindicato corporativo para obtener ventajas sin cuento. Ya pueden atarse los machos CCOO, UGT y CGT, porque cada vez se les van más trabajadores a las filas de los sindicatos "profesionales". Y es que las grandes ventajas que algunos de ellos (quiero mantener la ilusión de que CGT es todavía un poco distinta) ofrecen a sus afiliados (vacaciones más baratas, asesoría jurídica sobre cómo negociar mejor el despido, seguros más atractivos, descuentos en librerías...) no pueden competir con las condiciones económicas y laborales obtenidas por los sindicatos profesionales.

Bueno, pues a ver si se les da igual de bien a los del Metro, por poner un ejemplo.

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