El desmesurado terror del centro inexistente

Argumentaba el otro día Edmundo Bal, candidato por Ciudadanos a la presidencia de la Asamblea de Madrid, que "El votante de centroizquierda al que que no le gusta Podemos, y el de centroderecha que no está contento con Vox, ¿a quién puede votar? Pues a mí". Del asombroso argumento, demostración de la fácil dialéctica de Ciudadanos, se hacía eco en su cuenta de Twitter el portavoz del mismo partido en el ayuntamiento de Rivas, Bernardo González, quien sin duda acicateado por la rotundidad palmaria del argumento de su líder, se animaba a colocar este otro tuit:

Habrá quien, no sin cierta razón, dirá que tanto el argumento de Bal como el tuit de González son inconsistentes, rayanos en lo infantil probablemente. Pero fíjense en la sutileza del primero al hacer un salto en el vacío y hablar de que a él le votarán los descontentos con Podemos y los descontentos con Vox, pero no haciendo mención alguna a los descontentos con el PP. ¡Ups! ¿Será que no los hay? ¿Será que no cree que le vayan a votar a él? ¿O será que NO QUIERE que le oigan dirigirse al electorado del PP, intentando ganársele? Penoso, lamentable.

Y fíjense también en la sutileza (un poco menor, es verdad) y en el salto (algo más trompicado, cierto) de González al echar en cara a Podemos y PCE el hecho de que hubiera una mayoría de mujeres (el 90%, dice González, que en esto no anda muy sutil) limpiando de fascismo la Plaza de la Constitución de Rivas, un día después de que en ese mismo lugar hubiese un acto de Vox. Dejando a un lado la ridiculez del porcentaje, la sutileza reside en esa asignación de responsabilidades imposibles a dos partidos que apoyaron una convocatoria de más de veinte asociaciones feministas, sociales, vecinales y culturales del municipio. Y todo para acabar diciendo que ellos, Ciudadanos, sí que defienden la igualdad real, "y una fregona la podemos coger tanto los hombres como las mujeres". Una clara demostración de hasta qué punto comprenden el significado de la igualdad de géneros, sí.

Pues esta "sutileza", que late tras la aparente simplicidad de los mensajes de Ciudadanos, es todo lo que da de sí este partido y sus dirigentes.

En realidad, tras esta alocada carrera por decir cualquier cosa, lo que sea, con tal de que les voten, no hay otra cosa que el desmesurado terror a enfrentarse a la cruda realidad: su espacio electoral no existe.

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