Miedo a no mandar
Me parece un gesto coherente y digno de aplauso la dimisión de Puras. Ha encabezado un proyecto de pacto para Navarra y en su partido se lo han tirado abajo. La dimisión, en un caso así, es lo único que permite salvar la cara.
Entra dentro de lo comprensible la cuidadosa acta que ha querido levantar sobre su lealtad a la organización y su alejamiento de posibles rebeliones a bordo, pero ha dejado caer una verdadera bomba: respecto al "desajuste" entre la decisión mayoritaria expresada por el PSN y la impuesta por Ferraz, Puras ha avisado a la dirección federal del PSOE que "deberá dictar medidas específicas y resolverlo [el desajuste] internamente cuanto antes si no quiere dar lugar al nacimiento de alguna formación alternativa dentro de la órbita ideológica socialista".
Si la manifestacion antes de ayer frente a la sede del PSN y las múltiples declaraciones públicas de militantes o simpatizantes socialistas a caballo entre la decepción y la rabia (llegándose al extremo de anunciar rupturas de carnet) podían presentarse como casos aislados, una declaración como ésta proveniente de tan destacado dirigente no puede llamar a engaño: la Ejecutiva del PSOE la ha cagado y lo que va a recoger en negativo va mucho más allá de cualquier previsión de pérdida de votos por haber pactado con nacionalistas.
Posiblemente José Blanco ha creído en la necesidad de dar un golpe sobre la mesa para dejar claro quién manda, pero sobre sus propias espaldas y sobre las del resto de la Ejecutiva (incluido Zapatero, desde luego, por más que quiere aparcer al margen, señal evidente de que notan el aliento de la gente en el cuello) caerá la responsabilidad de un descalabro en votos que se anuncia importante en las Generales. ¿Por qué, entonces, lo han hecho? ¿Es que no se podía prever esta respuesta?
El PSOE no está acostumbrado, dejando a un lado pequeñas localidades, a compartir realmente un gobierno. Lo está a las alianzas en las que el socialista es el partido claramente predominante, de forma que el socio (sea quien sea en cada caso) asume siempre una posición forzosamente secundaria. Pero no a compartir de verdad, a estar al mismo nivel que otro aliado y teniendo que verse sometido al arbitraje de un tercero. Y esa es la situación que habría tenido en Navarra de haberse fraguado el pacto a tres bandas que Na Bai e IUN le proponían. Ésta es la situación que la Ejecutiva Federal ha querido alejar.
Pero no porque se temiera que las exigencias de Nafarroa Bai fueran a darse en el terreno nacional, soberanista, proeuskaldún o como se quiera decir, sino seguramente por el miedo a presidir un gobierno en el que se vieran entre la espada de aceptar determinadas políticas medioambientales, energéticas, económicas, laborales... más allá de lo que querrían; y la pared de la dimisión dejando las cosas en un terreno abonado para unas nuevas elecciones en las que bajar ellos de votos y subir NaBai e IUN.
Pensando con frialdad, ésta puede haber sido la razón real de la bárbara decisión tomada por la Ejecutiva del PSOE. Pero sea ésta o sea la que han dejado ver durante estas semanas (el miedo a que la alianza con nacionalistas pro-vascos les restasen votos en las Generales del próximo año), el veto a la voluntad de la mayoría del PSN continúa siendo una torpeza flagrante y las votaciones en las próximas generales en la circunscripción navarra se lo harán saber.
Eso si consiguen presentar una lista por Navarra.
Entra dentro de lo comprensible la cuidadosa acta que ha querido levantar sobre su lealtad a la organización y su alejamiento de posibles rebeliones a bordo, pero ha dejado caer una verdadera bomba: respecto al "desajuste" entre la decisión mayoritaria expresada por el PSN y la impuesta por Ferraz, Puras ha avisado a la dirección federal del PSOE que "deberá dictar medidas específicas y resolverlo [el desajuste] internamente cuanto antes si no quiere dar lugar al nacimiento de alguna formación alternativa dentro de la órbita ideológica socialista".
Si la manifestacion antes de ayer frente a la sede del PSN y las múltiples declaraciones públicas de militantes o simpatizantes socialistas a caballo entre la decepción y la rabia (llegándose al extremo de anunciar rupturas de carnet) podían presentarse como casos aislados, una declaración como ésta proveniente de tan destacado dirigente no puede llamar a engaño: la Ejecutiva del PSOE la ha cagado y lo que va a recoger en negativo va mucho más allá de cualquier previsión de pérdida de votos por haber pactado con nacionalistas.
Posiblemente José Blanco ha creído en la necesidad de dar un golpe sobre la mesa para dejar claro quién manda, pero sobre sus propias espaldas y sobre las del resto de la Ejecutiva (incluido Zapatero, desde luego, por más que quiere aparcer al margen, señal evidente de que notan el aliento de la gente en el cuello) caerá la responsabilidad de un descalabro en votos que se anuncia importante en las Generales. ¿Por qué, entonces, lo han hecho? ¿Es que no se podía prever esta respuesta?
El PSOE no está acostumbrado, dejando a un lado pequeñas localidades, a compartir realmente un gobierno. Lo está a las alianzas en las que el socialista es el partido claramente predominante, de forma que el socio (sea quien sea en cada caso) asume siempre una posición forzosamente secundaria. Pero no a compartir de verdad, a estar al mismo nivel que otro aliado y teniendo que verse sometido al arbitraje de un tercero. Y esa es la situación que habría tenido en Navarra de haberse fraguado el pacto a tres bandas que Na Bai e IUN le proponían. Ésta es la situación que la Ejecutiva Federal ha querido alejar.
Pero no porque se temiera que las exigencias de Nafarroa Bai fueran a darse en el terreno nacional, soberanista, proeuskaldún o como se quiera decir, sino seguramente por el miedo a presidir un gobierno en el que se vieran entre la espada de aceptar determinadas políticas medioambientales, energéticas, económicas, laborales... más allá de lo que querrían; y la pared de la dimisión dejando las cosas en un terreno abonado para unas nuevas elecciones en las que bajar ellos de votos y subir NaBai e IUN.
Pensando con frialdad, ésta puede haber sido la razón real de la bárbara decisión tomada por la Ejecutiva del PSOE. Pero sea ésta o sea la que han dejado ver durante estas semanas (el miedo a que la alianza con nacionalistas pro-vascos les restasen votos en las Generales del próximo año), el veto a la voluntad de la mayoría del PSN continúa siendo una torpeza flagrante y las votaciones en las próximas generales en la circunscripción navarra se lo harán saber.
Eso si consiguen presentar una lista por Navarra.
Comentarios
Pero no sólo, han buscado también el acercamiento al PP, puesto que esta decisión creen que va a hacer que los populares hagan una oposición menos extrema (craso error).
En cuanto a lo de Puras. Es lo que tenía que hacer, quedarse hubiera significado pasar por calzonazos de Ferraz y parecer un lameculos. Ya veremos que hace Chivite.
En fin, creo que la han cagao en Navarra pues se han hundido por mucho tiempo y han dejado que Sanz vuelva a ser el gran capo.
Salud y República
En 1983, tras unas elecciones municipales (otra coincidencia, la dirección del EBB (Euskadi Buru Batzar)del PNV impone al NBB (Nafarroako Buru Batzar) la orden de apoyar a UPN a nivel global (a cambio de unos apoyos en Bizkaia por parte de UCD que luego no resultaron). La representación navarra del PNV no estaba por la labor y fué expulsada delmismo, creando éstos una nueva corriente nacionalista vasco-navarra que tres años después se englobaría entre Batzarre y EA.
Así que, si hemos de mirar a la Historia...
Saludos.
http://shirikhawk.blogspot.com