Israel es un estado terrorista. ¿Por qué los gobiernos no condenan sus atentados?

Israel es un estado terrorista y lo lleva siendo desde hace medio siglo al menos. Israel, que dice estar en guerra desde su fundación como estado, lleva todo ese tiempo guerreando, ciertamente, pero la inmensa mayoría de sus víctimas son civiles. Además, no se trata de eso que eufemísticamente los norteamericanos dieron en llamar víctimas colaterales, sino lo que nosotros llamaremos víctimas objetivo. El ejército israelí, mayormente, no lucha contra formaciones militares, sino que planea venganzas sobre civiles y las ejecuta con un armamento desmedido. Hamas le produce tantos muertos y heridos o tantos destrozos y el Tsahal va y busca una población en la que reventar quince o veinte casas, un barrio entero si es necesario, en el momento en que calculen que hay más civiles dentro de ellas. Envía sus aviones o sus morteros y aniquila a la población civil. "¿Queriais hacernos daño? Pues ahí tenéis daño, volved a por otra", ese parece ser el discurso militar israelí.

Las semejanzas con las organizaciones terroristas son demasiadas, y sus diferencias demasiado pocas, como para no caer en la cuenta de que, a pesar de ello, ningún gobierno que no sea de la esfera de influencia islámica, emite condenas contra Israel.

Israel tiene derecho a vivir en paz, pero una vez que haya abandonado aquellos territorios que ocupó por la fuerza hace décadas y que ninguna justicia del mundo le reconocía como suyos, salvo sus ridículos dictados religiosos. Mientras tanto, no hay justificación para los actos terroristas de ese Estado y desde luego tampoco la hay para quienes callan ante sus acciones e incluso, de una forma u otra, las financian.

No volveré a condenar ningún acto terrorista hasta que no vea una condena del estado israelí emitida públicamente por mi gobierno (que es al primero a quien debo pedir explicaciones). Y sugiero al juez Baltasar Garzón, a quien estas cosas le gustan mucho, que estudie citar a declarar a los principales responsables del Estado y de las Fuerzas Armadas de Israel como presuntos implicados en un delito de terrorismo y quizás de genocidio.